miércoles, 1 de julio de 2009

La avaricia



Continuamos con nuestra particular serie de los pecados capitales, y llegamos al último: la avaricia.
Antes de empezar nos gustaría recordar que el orden que se ha seguido a la hora de escribir sobre ellos ha sido completamente aleatorio y personal, ya que de hecho la avaricia, pecado que nosotros abordamos en último lugar, es considerado en muchas ocasiones como uno de los pecados capitales más corrientes.

La avaricia, también llamado codicia, se refiere a un deseo patológico y desmedido, también desordenado, de coleccionar riquezas. Puesto que el objetivo final del ávaro es coleccionar, atesorar todo tipo de cosas con valor material (en principio, aunque también hay otros tipos de avaricia...), no es extraño que el ávaro (y la ávara) se sirva de muchas estratagemas, no demasiados dignas para lograrlo: engañar, robar, manipular...

En nuestra opinión, la avaricia es un pecado que correlaciona en gran medida con la envidia. Aunque también puede parecerse a la lujuria y a la gula, en el sentido que es un pecado que se caracteriza porque tiende al exceso, a desbordarse fuera de control, ciertos hilos subliminales que lo mantienen se parecen más a los que vimos en la envidia. Si en ésta la persona envidia de los demás lo que no es capaz de encontrar en sí misma, en la avaricia hay un trasfondo también de vacío, un vacío que quiere ser rellenado a partir de acumular cosas materiales sin ser consciente de que cuanto más acumula más vacío se siente porque nada de lo que traigamos de fuera podrá servir para rellenar un vacío que es tan de dentro.

Vivimos en una sociedad donde no se valora ser mejor (se refiere a uno con uno mismo...), si no que se trata de ser el/la mejor en comparación con otros. No vale ser más (con respecto a nosotros mismos en otro momento de nuestras vidas), si no que hay que ser el/la que mas. Y el problema de centrarnos tanto en el ombligo ajeno, obviando el nuestro, viene porque siempre pensamos que el otro, la otra, es mejor de lo que realmente es; o que es mas de lo que realmente es... o que tiene más de lo que realmente tiene. Y así entramos en una competición que es muy rentable a nivel productivo pero que mantiene los niveles de autoestima muy bajos y que nos hace depender permanentemente de lo que tenemos más que de lo que somos. Parece que cuanto más tenemos más amor mereceremos y entramos en una espiral que se convierte rápidamente en un circulo vicioso porque cuanto más tratamos de tener cosas de fuera más nos olvidamos de nosotros mismos y de querernos por lo que somos. Es más, incluso aunque tengamos un éxito enorme nunca nos sentiremos satisfechos porque en una parte de nosotros, la verdaderamente importante, sentiremos que sólo se nos aprecia precisamente por eso, por haberlo hecho bien no por SER un ser humano digno del mayor de los respetos y del amor. Así que nos perdemos tratando de demostrar, de atesorar, de impresionar, de destacar, de llamar la atención, de...

Con respecto a la parte de pecado, en esto de "coleccionar" y "atesorar" bienes, posesiones, y dinero.. entre otros... está sin duda el no compartir. Desde el origen de la evolución del ser humano ha sido más eficaz para la supervivencia vivir en grupos y pequeñas comunidades, clanes, tribus... (aunque se fuera el chivo expiatorio de la misma) que vivir en solitario; por eso, el no compartir lo que se posee puede provocar el desequilibrio en estos grupos esenciales y la cultura toma nota de eso inscribiéndolo como norma, en este caso a través del pecado, para protegernos de lo que podría constituir una amenaza para el buen desarrollo del grupo social. Aunque en el contexto de la religión católica nos encontremos la paradoja de que, durante siglos, los ávaros por excelencia fueron precisamente los Obispos.

El budismo, en cambio, nos dice que la avaricia es el resultado de una errónea conexión con la felicidad, describiéndola, como ya dijo Erich Fromm, en el tener en lugar de en el ser, como veíamos anteriormente. Así en la cultura budista, muy consciente de la impermanencia de todas las cosas, la avaricia es un acto absurdo ya que si nada permanece... ¿para que acumular cosas?

Desde Avatar Psicólogos esta serie nació con el propósito de realizar una aproximación constructivista de los pecados, asumiendo que si tomamos conciencia de la carencia que tratan de cubrir, los pecados serían parte importante del proceso de crecimiento personal..
Con respecto a la avaricia, creemos que lo primero sería reconocer que existen momentos de nuestras vidas donde no es necesariamente malo, o pecado, el coleccionar o atesorar ciertas virtudes... al fin y al cabo para poder dar primero hay que tener de sobra. Ya veíamos en otro post dedicado al egoísmo que las personas que tienen más capacidad de dar son las que más tienen y que aquellas que no tienen suelen dar con el objetivo, consciente o inconsciente, de que se les devuelva con creces aquello que dan. Así que no vemos nada negativo en el deseo de tener, siempre que se mantenga el equilibrio entre lo que entra y lo que sale, siempre que no perdamos de vista que aquello que nos llena no puede venir de fuera y dediquemos más tiempo a nuestro verdadero ser que a lo que simplemente lo adorna.
Estas etapas serían el equivalente en nuestras vidas al acopio de conservas para el invierno. El problema llega cuando lo queremos todo para nosotros y no lo compartimos con quienes lo necesitan. O amamos. O están cerca... Si invierno trás invierno lleno mi despensa de conservas que no solo no comparto, si no que ni siquiera utilizo, llegará un momento en el que éstas caducarán y no servirán para nada; o incluso, que yo mismo/a no quepa en la despensa y mientras protejo mi "tesoro", sea yo quien pase frío...

Al final, de nuevo se nos hace referencia al equilibrio, porque como decía ya en el siglo XVII Jean de la Fontaine, la avaricia lo pierde todo por quererlo todo... a no ser... a no ser que atesoremos tesoros para compartirlos... además, así saben mejor... mucho mejor...

9 comentarios:

EL PRINCIPITO... al habla con Avatar dijo...

Amigo Avatar, ahora que empezaba yo a empaparme con esto de la lujuria, e incluso cabía la posibilidad de que la 'Demo', me enviase un osito, vas tú y me gafas el invento. Si no fuera porque tú y yo hemos estudiado juntos en la 'Complu' pensaría que más que para psicólogo, has estado haciendo la carrera de aguafiestas.

Dicho todo esto, y como sé que mi comentario va a durar en tu blog menos que un bizcocho a la puerta de un colegio ¡Viva la libertad de expresión!, rápidamente te digo que después del tratamiento que le has dado a los Siete Pecados Capitales, ya no sé si la gula consiste en un exceso de deseo sexual, la lujuria es una manera de comer compulsivamente o si la ira es una manera tranquila y relajada de tomarse la vida.
Y no me vayas a decir que: 'hacemos lo mejor que podemos' porque el que maneja el cortijo eres tú, que para eso eres el 'dire', no le vayas a echar la culpa a la pobre Julieta que bastante tiene ya con que la hayas defenestrado de este blog.
¿Sabes amigo Avatar?, me dan unas ganas enormes de ponerme a practicar uno tras otro los Siete Pecados Capitales, y acabar convirtiéndome en el mayor pecador de la historia.
Yo creo que el problema es el planteamiento que le das a los temas que tratas. Todavía sigues confundiendo seriedad con aburrimiento, y claro eso en la red se paga caro. He contabilizado ya varias bajas en tu blog, que al principio se perfilaba como animado y bien poblado, y con las ideas bien trazadas por tu parte, pero mis damiselas, princesas, cortesanas, y caballeros de honor han ido desapareciendo todit@s tod@s, algunos me los he ido encontrando en otros blogs. Como sigas así, yo mismo acabaré por darte la GRAN ALEGRÍA de tu vida haciéndome cada vez más infrecuente en tus dominios.

No te enfades amigo mío, ya sabes que donde hay confianza...

Siempre a tus pies
EL PRINCIPITO

loose dijo...

Podemos considerar la avaricia como el deseo, algo desorganizado, de adquisición de lo que consideramos, ya no material, nos llenará ese huequecito por el que se escapa la plenitud.

"Yo codicio tus bienes porque quiero parecerme a tí...Siento envidia de tí, de tu vida laboral, de tu entorno, de que tengas muchos amigos, un montón de gente alrededor que te aprecie y te quiera...."

Por eso sea, tal vez, por lo que va unido a la envidia, pero también a la ira.

"...Y descargo toda mi energía negativa contigo, porque "no soporto" ver lo bien que te sientes, cómo te va. Pero me escondo tras la armadura de la soberbia, del orgullo...porque me cuesta reconocer tus virtudes...Y tú no puedes ser más que "yo", porque "yo" soy el/la más. Y como "yo" soy el/la más, todo tiene que ser como "yo" diga o haga, otras opiniones, valoraciones, puntos de vista, creencias,...no cuentan, porque "yo" soy el/la que lleva la razón porque "yo" lo veo así y tiene que ser así. Y quien difiera de lo que "yo" creo, opino, valoro, digo o hago.......que se prepare porque, desde mi egocentrismo y mi afán por llamar la atención, vuelvo a reiterarme en lo mío"

jackson dijo...

la avaricia es avariacia, si lleva algun componente de otro pecado no dejara de ser casualidad. es la idea de tener mas, por el simple hecho y con la finalidad de eso, tener mas, no se quiere vender ni cambiar ni gastar, solo eso, tener mas. no se desea disfrutar de la riqueza, se tiene un apego inmoderado por ellas.
a ver si en una de estas avatar nos dejas proponer los temas

DEMOFILA dijo...

En este pecado capital, aunque sea uno de los más suaves de todos ellos, se centran tres: la avaricia, la codicia y la envidía, aunque se le puede añadir un cuarto pecadillo, como es el orgullo.
El avaro, normalmente, y desde todos los tiempos, adquiere y guarda para tener, pero no disfruta de lo que tiene, es un deseo de acumular cosas, recontarlas, mirarlas, y solo con eso disfrutan, no las comparten, temen que su tesoro se reduzcan, y así no podrán disfrutar de la misma manera.
La codicia es lo mismo que la avaricia, no hay otra cosa más inutil que el que codicia el dinero para guardarlo y recontarlo, no lo disfruta, lo esconde a los demás, y a veces, mueren en la ruina y la indigencia, pero su tesoro sigue intacto, disfrutan sólo con mirarlo y tocarlo.
La envidia de los bienes que poseen los demás, y ellos no tienen, y el orgullo de tener más que ellos, sin saber lo que éstos tienen.
Hoy en día la avaricia y la condicia consisten en obtener bienes manteriales, bienes fungibles, que no sirven más que para enaltecer el orgullo del avaricioso o codicioso. Las marcas, priman en la actualidad, más por la marca que por la belleza del objeto, esto sería una forma de demostrar el orgullo, tener cosas más valiosas y destacadas que los demás.
Todos tenemos un poco de codiciosos, a veces no sabemos controlarnos, y almacenamos objetos sin sentido, sin saber si nos va a servir o no, pero esto es propio de nuestra naturaleza humana.
Acabo con un cita de Voltaire: "La avaricia es el deseo de acumular, bien sea en granos, bien en muebles, bien en fondos, o bien en curiosidades. Había avaros antes de la invención del oro".
Esta cita se puede adaptar a nuestros días, porque abarca toda las clases de objeto que atesora un avaro o codicioso.
No sé si he llegado a desglosar todo como quería, lo he intentado.
Un saludo para todos.
DEMOFILA la impulsiva.

loose dijo...

Pues en mi opinión, yo diría que la casualidad no es tanta como la causalidad. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Si el avaro no tuviese ese afán por desear acumular cualquier tipo de bienes, posesiones, en definitiva, lo que el individuo considere placeres...no se mostraría de alguna manera, envidioso, irascible, vanaglorioso, lujurioso, etc...

Y como escribió Quevedo...."Poderoso caballero es Don Dinero".....Y yo, no sólo lo aplicaría en estos términos, sino también a la tentación y a la concupiscencia entre otros.......Sálvese quien pueda.

Avatar Psicólogos dijo...

Preparando el viaje a Tibet leyendo "El libro tibetano de la vida y de la muerte" encuentro:

"La codicia, el aferramiento, es la fuente de todos nuestros problemas. Puesto que, para nosotros, la impermanencia equivale a angustia, nos aferramos desesperadamente a las cosas, por más que éstas estén, sin embargo, predestinadas al cambio. Nos aterroriza desprendernos de ellas, pero en realidad, es el hecho mismo de vivir el que nos aterroriza, ya que aprender a vivir es aprender a desprenderse. Y ésta es la tragedia y la ironía de nuestra lucha por retener: no sólo es imposible, sino que nos provoca el mismo dolor que intentamos evitar"

Muy en sincronía con lo que nosotros tratábamos de transmitir. No hay duda de que poseer bienes, del tipo que sea, nos da seguridad (y más en tiempos en los que somos bombardeados con la palabra crisis sin que haya ningún apunte a su parte de oportunidad) pero a veces, como muy bien apuntaba Julieta en la metáfora del post ese esa misma seguridad la que nos acaba asfixiando.

Anónimo dijo...

El sabado, haciendo pleno uso de mi despiste más absoluto, me meti en el agua con las gafas de ciento cincuenta euros puestas como diadema y claro, una de las múltiples olas se encapricho con ellas y, sin que yo me diera cuenta, me las arrebató en un gesto sutil...

Cuando un rato después me dí cuenta del peculiar robo, y justo antes de entrar en colera contra mi misma, me acordé del tema este de la impermanencia y he de reconocer que me ayudó mucho a esbozar una sonrisa en vez de destrozar mis mandibulas y a evitar el machaqueo con el que pensaba obsequiarme el resto de la tarde.

Muchas gracias, porque unas gafas si se pueden comprar con una mastercard y yo iba camino de olvidarlo.

OTRO PRICIPITÓFILO dijo...

Ya sé Principito que me has pedido que no lo hiciera. Pero quiero dejar bien claro que no estás solo en este blog, que hay muchos que compartimos tus ideas y argumentos tal y como has podido comprobar. Otra cosa es que se sientan realmente libres para expresarlo en este aquí sin que los demás se les echen encima.

Lo siento Avatar pero: ¡VIVA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN!

Anónimo dijo...

el principito es un tipico colombiano o latino ignorante y decreciente por eso se vende con sus palabras, con personas com estas nuestro paises nunca evolucionaran, eres un involupto, por tus palabras te reconocere.....supongo que eres el tipico avaro que describen