miércoles, 12 de junio de 2013

Deseos básicos, facilitar la seguridad de nuestros hijos


Ser padres es el mejor regalo que nos puede dar la vida, con diferencia, pero a la vez debería ser la más responsable de nuestras decisiones. Desde el momento en que nos planteamos tener un hijo, tendríamos que pensar que vamos a ser creadores y cuidadores de lo más sagrado: una nueva vida. Un nuevo ser  que va a depender en sus primeros años absolutamente de nosotros, no sólo para poder satisfacer sus necesidades básicas a nivel físico que es obvio, sino que además va a necesitar cubrir una serie de necesidades a nivel psicológico fundamentales para convertirse en un adulto sano (física y psicológicamente) y seguro de sí mismo.

En nuestro trabajo como terapeutas observamos una y otra vez la relación tan estrecha que existe entre el problema que trae el paciente adulto a la consulta y la manera en la que se relacionó con las personas importantes de su infancia, principalmente sus padres, y que a partir de ahora llamaremos "personas referenciales básicas". 

La investigación del psicólogo clínico y creador de la Terapia de Interacción Recíproca (TIR), Roberto Aguado, postula que la no realización de ciertas necesidades básicas, que define con el nombre de deseos básicos, se expresan a lo largo de nuestra vida en una amplia variedad de síntomas y problemas. En palabras del creador de la TIR Estoy seguro que un niño no tratado de sus conflictos, será tratado de adulto de esos mismos conflictos, eso sí, traducidos a un vocabulario y a una sintomatología propia de adultos.”

Sabemos lo difícil que es ser padre. Los bebés no vienen con una guía de usuario o un manual de instrucciones, son expresiones que he oído alguna vez a algunos padres que, desde el humor, expresan su frustración o su incapacidad para manejar positivamente algunas conductas o conflictos relacionados con sus hijos. Por eso desde Avatar Psicólogos queremos aportar nuestro granito de arena, asumiendo la responsabilidad que también nos corresponde como terapeutas infanto-juveniles, para entre todos poder ayudar a nuestros niños y niñas a convertirse en adultos íntegros, que disfruten plenamente de la vida y que vean ésta desde el amor y la seguridad, y no desde el miedo o la incapacidad. 

Por eso vamos a convertir a los niños y a sus padres en los protagonistas de una serie de posts con los que pretendemos ayudar a entender la compleja relación padres – hijos. 

Los que somos padres de más de un hijo nos damos cuenta de lo distintos que son cada uno de ellos a pesar de que aparentemente reciben la misma educación. Y es que en el desarrollo de la personalidad de nuestros hijos se mezclan multitud de variables: la propia personalidad de los padres, el tipo de educación que han recibido, su experiencia como padres dependiendo del lugar que ocupa cada niño, las relaciones con otras personas, el temperamento del niño, etc.  Pero a pesar de las diferencias, hay algo que es común para todos: todos necesitan haber recibido la confianza básica de sus progenitores y poder realizar los mismos deseos básicos. Por lo tanto, estamos hablando de necesidades universales comunes a todos los seres humanos. Necesidades que el niño debe realizar a través de sus personas referenciales básicas. De ahí la importancia que creemos tiene para los padres conocerlas.

Os invitamos a acompañarnos en este recorrido en el que os iremos hablando de cada una de estas necesidades del niño, con la intención de ofrecer a los padres y educadores una guía que esperamos os ayude a avanzar con más luz en un camino tan duro como mágico. Un camino en el que podamos avanzar con nuestros niños, para que en el futuro sean capaces de seguir caminando ya sin nuestra mano, porque les hayamos ayudado a incorporar todo lo que necesiten para ser adultos seguros e independientes.

Mónica González Agüero