jueves, 29 de mayo de 2008

Gafas de abeja

Desde el amanecer del otro día no paran de sucederme cosas mágicas, casualidades que surgen en el momento apropiado o gente que se acerca con regalos. Parece que cuando la luz ilumina tus días lo que encuentras en ellos súbitamente se transforma.
Eso hace que me acuerde de una metáfora que me regaló hace tiempo una compañera a la que le tengo gran respeto y aprecio, me contó que podemos elegir vivir la vida con gafas de abeja o con gafas de mosca y que de esa elección dependerá como nos sintamos en ella. Y... ¿que buscan los ojos de una abeja? ¿y los de una mosca? Es evidente que el mundo es el mismo para abejas y moscas, pero también es evidente que cuando ambas emprenden el vuelo sus objetivos de búsqueda son bien distintos, por eso ambas acaban posadas en lugares muy diferentes.

Las ultimas investigaciones neurológicas hablan de como el cerebro es capaz de filtrar la información para solo dejar entrar aquellos datos que estemos buscando, rechazando todos los que no cuadran con lo que esperamos. Además el cerebro sufre un efecto que se llama "presentismo", quiere decir que tiende a imaginar el fututo y recordar el pasado teñido con la emoción que sentimos ahora mismo. Por eso es tan difícil para una persona deprimida imaginar que las cosas cambiarán, porque cada vez que se imagina el futuro lo imagina sintiéndose tal y como se siente ahora. Con su pasado hará lo mismo, tenderá a amplificar aquellas situaciones que le hicieron sentir mal (tal y como se siente ahora) y a minimizar y rebajar cualquiera en la que se sintiese bien (pensando que se sintió peor de lo que realmente fue). Lo mismo pasa cuando te sientes bien, tiendes a pensar que el futuro será bueno contigo y a recordar mejor de lo que fue tu pasado. Así distorsiona la mente nuestro presente, pasado y futuro. De alguna manera distorsionamos la realidad para que se adecue a lo que nosotros pensamos, esa es la esencia del pensa-miento, y por eso es tan importante hacer un pequeño esfuerzo y comprometernos a colocarnos las gafas de abeja.

Pero es difícil, tenemos la evolución y el cerebro en contra, cada vez que sentimos estrés el sistema limbico se prepara para solo observar lo negativo. Algunos me habréis oído el ejemplo de las cebras en la sabana, en un día precioso, con un sol que calienta pero no quema, un río de aguas cristalinas corriendo al lado, la hierba fresca... ¿Como se sienten las cebras? genial ¿no? (el único animal del planeta que se sentiría mal en una situación así sería el ser humano porque... no hay leones, ¡pero podrían venir!). De repente cambia el aire y viene olor a león ¿que hacen las cebras? pues ponerse en tensión y mirar hacia los leones para ver con que intenciones vienen estos ¿no? Bueno, excepto una, una cebra que ha ido al psicólogo y ha leído muchos libros de psicología positiva, que dice: "pero por favor, con la cantidad de cosas bonitas que tenemos en la sabana, el sol, el río, la hierba fresca... ¿y vosotras os fijáis en lo único malo, los leones? yo voy a ser positiva y me voy a centrar en lo bueno". ¿Qué pasa con esa cebra? Pues eso, que muere, feliz y positiva pero muere. Y como nosotros compartimos una parte del cerebro con los mamíferos pues cada vez que entramos en estrés (la respuesta del organismo ante el peligro) nuestro cerebro se centra en detectar sólo lo negativo. Eso es una herencia genética que no podemos evitar y que era muy útil en la selva, pero ¿los peligros de ahora son realmente peligros de vida o muerte?

Por eso es tan importante que desde nuestra parte racional compensemos ese efecto neurológico de tendencia hacia lo negativo y tratemos de observar todas las cosas bonitas que hay a nuestro alrededor. Porque sin duda están ahí, pero a veces es difícil verlas. Una vez colocadas las gafas de abeja la vida parece cambiar y encontramos todas esas flores que antes parecían ocultas o esquivas. Os invito a que probéis y luego me contáis. El Universo está en perfecto equilibrio y, teniendo como tenemos la capacidad de poder elegir... ¿por qué no elegir darle importancia y regalarle nuestra atención a las cosas buenas? Como mínimo tanto como de las malas.

lunes, 26 de mayo de 2008

Amanecer eterno



Hay ocasiones en las que los días negros parecen no acabar, se agarran con fuerza a nosotros, o nosotros los agarramos con fuerza a ellos, y parecen contagiar todo lo que nos rodea. Así estaba pasando con el último post, era como si no dejase que nada más entrase tras él.
Pero este fin de semana he recibido uno de esos regalos de la vida de los que he hablado otras veces, que aparecen donde menos te los esperas y que la persona que te los hace ni siquiera es consciente de la importancia de lo que está regalando.

Fue un día de esos en los que parece que la vida se pone de tu lado, de esos que anuncian nubes negras y aunque el cielo parece seguir al pie de la letra la instrucción ni una sola gota interrumpe un hermoso paseo y el sol sale complice para calentar el frío producido por una despedida.
Un día de esos en los que una equivocación se transforma en unos minutos de regalo que evitan esperas e incluso permiten un viaje más rápido y cómodo.
Un día de esos en los que la gente se une a tu alegría y tu energía como si sintieran en ellos mismos esa magia que desprendes y quisieran participar de esa bellaza honrando, con sus palabras y sus invitaciones, aquello de lo que son testigos y que, sin duda, contagia.
Un día de esos en los que te apetece encontrar señales que alimenten un sueño, una esperanza, y éstas aparecen en los lugares más insospechados, el nombre de un bar o una mesa debajo de un cuadro que parece indicar el lugar de destino.
Porque hay días en los que unos segundos de presente te hacen perder el miedo a imaginar un futuro y te permiten recuperar aquellas partes de ti que dejaste esclavas del pasado para poder construir un presente más libre, más vivo, más pleno.
Un día de esos en los que las personas superan las expectativas puestas en ellas, por muy altas que estas fueran, de esos en los que te abren su alma y la luz que desprende te ciega tanto que sin querer en un instante te sientes desnudo ante ellas, sin esos pesos que normalmente arrastramos, sin esas barreras protectoras que tanto nos limitan.
Fue un día en el que me contaron la historia vivida del día más negro que yo puedo imaginar, que tocaron mi miedo más profundo, y a la vez que las palabras describían cada sensación, cada pensamiento, cada milímetro de dolor una luz de colores intensos rodeaba cada palabra, dejando que mi miedo se difuminará, dejando que mi alma se liberara, haciéndome libre de eso que durante tantos años atenazaba. Y es que hay días en los que de repente entiendes, sobre ti, sobre los demás y hasta sobre la vida. En los que la consciencia se despierta con la energía que te da descubrir la verdad que se oculta en el fondo de nuestra alma.
Y es que hay días que solo parecen imperfectos porque se terminan aunque te lleves grabado a fuego su recuerdo. Hay días que bien merecen una vida. Hay días en los que la luz deja atrás cualquier día negro y que hacen que descubramos que nunca podemos perder nada, porque todo lo que ha estado en nuestra vida y ha sido valioso lo llevamos dentro. Yo este día me lo quedo, como un amanecer eterno.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Hoy es un día negro


Hoy es un día negro, una persona más ha muerto por una mentira, la mentira de una lucha que en el fondo esconde una simple mafia. La extorsión y la amenaza al otro para conseguir dinero y poder. Ni si quiera me da pena por los pobres desgraciados que dedican su vida al odio, la violencia y la huida, me da más pena por todos aquellos que por intereses personales, inseguridades y odios particulares permiten que sigan existiendo.
Me da vergüenza ajena por unos políticos que priorizan un objetivo (legitimo por otra parte) a la libertad de su pueblo, no se si él líder de ese pais será consciente de que la gente que "lidera" es la única en europa que no es libre para decir lo que siente (como va a garantizar que puedan votar libremente en su referendum ¿lo habrá pensado? o le interesa que los que no opinen como él no puedan salir de casa ese día por temor a que los maten. Y los que se han tenido que ir de allí por tener a sus familias amenazadas ¿esos podrán votar o no son suficientemente vascos?)
Me da pena por los que miran para otro lado, a los que se les llena la boca de la palabra fascismo al referirse a otros y luego se escapan a la hora de echar de las instituciones a los que apoyan los asesinatos (y recogen información y financiación para realizarlos aprovechando sus cargos públicos)
Me da pena por los que utilizan las muertes para aprovecharlas a su favor y los que cegados por sus fantasías de ser únicos rompen la primera regla de la negociación (no mostrar necesidad y utilizar la necesidad del otro).
En fin, que hoy siento pena, por la pérdida de una vida dedicada a proteger la libertad y la seguridad de los demás y por el daño que nos hace a todos los que, directa o indirectamente (sufriéndolo o trabajando con los que lo sufren), somos víctimas del terrorismo.

viernes, 9 de mayo de 2008

Más sobre la media naranja

Me han parecido muy interesantes todos los comentarios que ha suscitado el post de la media naranja así que me he animado a seguir con el tema.
Desde mi particular punto de vista lo de la otra mitad es un mito que nos ha hecho mucho daño, sobre todo cuando hemos creído que una persona lo era y nuestra relación termina. Nos llenamos de miedo y desesperanza al pensar que estamos perdiendo esa única parte que nos completa y de ahí toda la lucha (y senti-mientos en toda la expresión del concepto) para intentar que no se vaya y nos deje con esa mitad vacía.
En mi opinión primero tienes que sentirte completo y luego encontrar otra persona también completa con la que compartir los avatares de la vida ayudándose mutuamente a crecer. Ese pienso que es el objetivo de cualquier relación, crecer mientras se disfruta de las emociones y sentimientos en el camino. Sin duda creo que hay más de una persona con la que se puede hacer eso y cuando una relación no funciona es evidente que el periodo de crecimiento y disfrute ha llegado a su fin. Así que, si somos capaces de mirar profundamente (cosa harto difícil cuando estás en medio del dolor de la perdida) nos damos cuenta, por mucho que nos pese, que la relación nos ha aportado todo lo podía y es hora de soltarla y dejarla ir, permitir que lo aprendido en ella se asiente en nosotros y, cuando el proceso de duelo haya finalizado, abrirnos para que aparezca otra persona en nuestra vida que nos ayude a seguir creciendo, que si bien es algo que se puede hacer perfectamente solo es mucho más enriquecedor cuando se hace en pareja ¿no? Ahora si, ¡mejor crecer solo que permanecer estancado solo por sentirse acompañado!
Para poder hacer todo eso de una manera "sana" es imprescindible sentirse completo, si hay alguna parte en ti que está vacía y la rellenas con el amor a otra persona no estarás creando una relación basada en la libre elección sino en una necesidad (rellenar el vacío que me hace sentir mal). Eso produce dependencia y mucho miedo a que la relación se termine y, por tanto, hay mucho riesgo de que esos miedos impididan el desarrollo de la relación y acaben axfisiándola. De esto se desprende que cualquier pareja que no solo no nos anima a crecer sino que nos limita (el maltrato es un ejemplo clarísimo de esto) no es ni nuestra media naranja ni tan siquiera un cuarto de ella. ¡Los celos no son amor, son inseguridades, miedos y mecanismos de control para combatir ambos!
El sufri-miento durante y tras una relación (remito al post sobre sufri-miento) es señal de que hay una parte en nosotros mismos que tenemos que cuidar, nos ofrece la oportunidad de descubrir que parte de nosotros todavía se encuentra vacía y nos proporciona pistas para poder rellenarla. En ocasiones un/a psicólogo/a puede ser muy útil para hacer este proceso, tan difícil de hacer por uno mismo(pequeño momento de publicidad). El dolor tras una relación es el tiempo que necesita nuestro cuerpo para recuperarse de una herida emocional y por tanto es normal, pero ya sabemos que el dolor sube y luego baja, es finito y salimos de él fortalecidos. El sufri-miento es constante, no baja y con él no aprendemos nada.
Así que todas las relaciones son útiles porque nos enseñan algo además de ayudarnos a disfrutar más intensamente de la vida y, si las sabemos aprovechar, cada una, incluso las que no funcionan, nos acercan más al estado emocional que nos permita poder dar la bienvenida a la que si funcione.
Así que naranjas, manzanas, sandías o cualquier otra fruta y sus macedonias correspondientes nos llenan de esas vitaminas tan necesarias para la vida, disfrutémoslas y cuidémoslas, pero completas, ¡que cualquier fruta cortada por la mitad se pone mala mucho más rápido!

martes, 6 de mayo de 2008

Más sobre sentimiento II

Me gusta esa distinción que hace Julieta "primero sentimos, y despues razonamos" porque creo que ahí radica la diferencia entre el sentimiento y el senti-miento.
Los sentimientos son emociones unidas a nuestra razón, capacidad única como seres humanos que nos diferencia de los animales y que nos hace únicos. Cuando la razón y el sentir se unen de manera libre en la misma dirección entonces nos permiten ponernos en contacto con lo más preciado que tiene un ser humano: los sentimientos, las emociones amplificadas por nuestra capacidad cognitiva. El amor es quizá el sentimiento por excelencia, donde las emociones suben y bajan solo la capacidad humana para elegir nos permite que el amor perdure en el tiempo. El amor se construye, el recorrido desde las emociones desbocadas del principio (el enamoramiento) al sentimiento más profundo (el amor) es sólo posible desde nuestra consciencia y, desde ella, se alimenta para que perdure. El amor como emoción es finito, el amor como sentimiento puede ser eterno (aunque siempre sufrirá fluctuaciones por su componente de emoción). Para ello es necesario alimentarlo, cuidarlo, desarrollarlo... y eso se hace desde nuestra capacidad cognitiva, desde nuestra elección, desde el decidir mostrarse vulnerables, abiertos, expuestos...

Pero hay momentos que la mente, para protegerse del dolor, trata de controlar lo que sentimos y entonces el sentir se convierte en senti-miento, porque ya no nace de dentro sino desde fuera. Es una diferencia sutil, a veces imperceptible porque también nos mentimos para sentirnos bien, cuando la mente amplifica con la consciencia ese termostato interior, esa brújula de la que habla Julieta entonces nos sentimos vivos, únicos, ricos... cuando la mente trata de controlar la temperatura entonces empieza la pelea con nosotros mismos, la lucha, eso que tanto cansa y que nos deja tan extenuados, tan vacíos... porque al fin y al cabo luchamos contra lo más interno de nosotros mismos, no nos dejamos ser y perdemos nuestra esencia como seres humanos.

Dejémonos sentir, aunque duela, disfrutemos de nuestra esencia y, por definición, nada que nos haga sentir incómodos es nuestra esencia, cuando entramos en contacto con nuestro interior fluimos, sentimos... si no es así, si nos sentimos incómodos, cansados, peleando entonces estamos en el senti-miento.
Tratemos de eliminar ese pequeño guión que nos divide, comprometamonos en ayudar a que el sentir se funda con la mente creando una unidad, y desde ella que nuestro SER único se exprese libre a través de los sentimientos.

Media naranja


Si estás buscando tu media naranja... asegúrate antes de no ser una manzana...