jueves, 31 de enero de 2008

Fundido con el dolor

El cielo se iba cubriendo de nubes al tiempo que él se elevaba sobre ellas. Era necesario subir al cielo para verlo todo con otra perspectiva y dejarla marchar, soltar las riendas que le arrastraban llenándole de magulladuras hacía un destino del que se había desviado unos cuantos cruces atrás.
Todo empezó hace muchos años, quizá más de los que él siquiera podía recordar. Un secreto, enterrado por el olvido, en el que la sensación de dolor había sido magnificada y grabada en sus creencias con palabras de fuego “el dolor es insoportable”. Y desde aquel día las palabras habían inundado la realidad y se habían hecho verdaderas. El dolor es insoportable y de hecho nunca lo había soportado porque siempre había huido a toda costa de él. Pero cuanto más trataba de escapar más se impregnaba este por toda su piel, había cambiado la vivencia del dolor agudo por abrazarlo y fundirse con él. Había días en los que al meter los pies en las olas parecía que el dolor era arrastrado hacía el fondo del mar, pero era una sensación ilusoria, a los pocos minutos volvía fiel a su lado. Quizá siempre volvía porque nunca se habían despedido y es que, si no existía, si no se podía soportar, ¿cómo iba a despedirse de él?
Esto es lo que más molestaba al Dolor, no existir, por eso se afanaba en agarrarse a él con fuerza, clavándole las uñas, gritándole al oído, dirigiendo sus pasos hacía el precipicio, cualquier cosa por ser reconocido, por existir, por que un día le mirase a los ojos, le reconociese e incluso, por que no, pudiera amarle. Porque todos los sentimientos necesitan ser amados, todos necesitan su espacio, pero solo a aquellos que han recibido la etiqueta de buenos se les deja pasar a la fiesta de la vida. Y los otros, dañados fuera, oyendo la música y la alegría que reina dentro de la casa, se afanan en entrar. Empiezan llamando insistentemente a la puerta, luego tirarán piedrecitas a las ventanas, cada vez más grandes, tratarán de colarse por la chimenea… y si todos sus intentos son inútiles acabarán quemando la casa.
Porque si ellos no pueden existir no existirá ninguno, son palabras que un día le oí decir al Resentimiento que es el que toma el mando cuando todos los demás sentimientos han desfallecido, aguarda paciente alimentándose de la frustración de los demás, de su cansancio, de su desesperación, bebiendo sus lágrimas hasta hacerse fuerte y gobernarlo todo.
Dejemos entonces que todos puedan participar de la fiesta de la vida, los agradables y los que duelen, abramos las puertas porque cada uno entra cuando es su turno para hacerlo y si entran podrán luego salir pero, ya se sabe, aquellos que no se dejan pasar acabaran gobernándonos porque nunca se irán.

Antonio de Dios Glez.

miércoles, 30 de enero de 2008

Feliz día de la paz

El último día en el blog escribí la historia de una guerrera, hoy es el día mundial de la paz y quería felicitaros e invitaros a hacer algo por la paz hoy. Quizá puedes dejar por un instante esa pelea que tienes contra ti mismo/a, o quizá trabajar un poco más en la tolerancia hacía los demás. Es posible que nuestro poder para llevar la paz a todo el mundo (teniendo en cuenta que dudo que lean este blog las misses de EE.UU.) sea muy reducido, pero tenemos un poder absoluto para llevar la paz a nuestra vida. Se que es una tarea ardua y difícil, que estamos tan acostumbrados a ese juez implacable que todos llevamos dentro que se hace muy difícil hacerlo callar. Pero os propongo que durante un día, sólo un día, hagamos el propósito de no juzgar, simplemente de comprender, de entender que las personas más agresivas (incluidos nosotros mismos) son siempre las más inseguras, que ningún animal en el planeta se pone agresivo si no tiene miedo o se siente amenazado, así que... ¿por qué no cuidar a esas personas que se defienden desde su bordería, malos modos o agresividad? al fin y al cabo son las que más lo necesitan ¿no? Está claro que también es importante ponerles límites pero... ¿podemos hacerlo desde la comprensión, desde el cariño?

Como un juego, simplemente para observar a ver que pasa, luego, si no hay beneficios siempre podemos volver a lo de siempre y protegernos volviendo a darle todo el poder a nuestro juez (si eso nos hace sentir más seguros).

¡Qué tengáis mucha suerte!

Antonio

lunes, 28 de enero de 2008

La guerrera

Esta historia la escribí para una valiente guerrera que está librando la que es, sin duda, la batalla más difícil de su vida. Agradezco también su generosidad al permitirme compartirla con todos vosotros, para que todos entendamos que, aunque a veces nos sintamos solos en mitad de nuestras más duras batallas, siempre hay alguien luchando a nuestro lado por los mismos objetivos.

A todos/as los/as guerreros/as y en especial a la guerrera de Israel, os mando mucha fuerza y os recuerdo que luchéis contra todo lo que os ataque... ¡menos contra vosotros mismos!

No te fies de las apariencias - dijo el más anciano de los dioses- debajo
de esa armadura de guerrera está la suave piel de una mujer que añora la
sensación del viento, el calor del contacto y la libertad de la paz. Pero
ha batallado tanto tiempo que cada vez que su armadura cae se muere de
miedo.

Pero es que no se da cuenta de que ya no es necesaria la guerra, que ha
ganado las más importantes batallas, que al no quedar contrincantes ya
solo lucha contra ella - respondió el angel de la guarda de aquella
guerrera, que deseaba ya sentarse a descansar y disfrutar con ella de los
retos conseguidos.

Paciencia, mi joven angel, paciencia, ¿cuando la guerrera no ha sabido
superar un reto? Ya sabes que la lucha contra si misma es la batalla más
dura, esa que no se gana con la fuerza, ni la inteligencia. Contestó
tranquilo el sabio.

Entonces ¿cómo puedo ayudarla? ¿con que armas se puede ganar esa batalla?
- respondió airado el ángel como si la paciencia que se le solicitaba le
quemase.

El sabio, tomándose un tiempo para contestar, cambiando el tono de voz para tranquilizar al ángel dijo -Sólo hay un arma para ganar esa batalla y ella sabrá
descubrir cual es, siempre lo ha hecho.

Dime sabio ¿Cuál es ese arma? ¿Cómo puedo ayudarla a conseguirla?
-preguntó cada vez más excitado el joven ángel.

Ese arma es el amor y ella no tiene que conseguirla porque, aunque todavía
no pueda verla al estar sus ojos todavía nublados por el polvo de
tantas y tan cercanas batallas, es un arma que ya tiene con ella.

Y entonces ¿qué puedo hacer yo? ¿cómo ayudarla?

Con esa pasión que tienes por ella ya la estás ayudando -comenzó diciendo el sabio- simplemente quedate a su lado y permite que sienta el calor de tu presencia, el calor
de ese amor con el que la has protegido todos estos años, deja que se vaya sintiéndo tan segura que ya no sea necesario levantar la espada. Sólo ese calor puede conseguir que ella se pare y, como dice el tópico, deje de buscar fuera lo que tiene dentro.

Y el joven ángel con un gesto de agradecimiento se fue lleno de energía a
su lado, porque, por muchas armaduras que ella se pusiera, estaba seguro
de que sería capaz de llegar hasta ella y acompañarla en aquella aventura que, aunque a veces más difícil que la más dura de las batallas, tendría la recompensa de mayor valor, su libertad.

jueves, 10 de enero de 2008

Regalos de la Vida

Estas navidades un amigo me hizo varios regalos, aunque seguramente él, ni de lejos sospecha cual resulto más valioso para mí. Y es que los mejores, me los hizo sin darse cuenta.

A veces no apreciamos en el momento las oportunidades que la vida nos pone delante, porque andamos demasiado cansados, dormidos, estresados, desatentos, temerosos, tristes o enfadados...

Otras, lo que nos pone y lo que deseamos no coincide, porque la vida parece no preguntar.

Otras lo que deseamos y lo que de verdad necesitamos no coincide; y la vida, que es generosa, nos da siempre otra oportunidad.

Y sólo de nosotros depende el poder aprovecharla, el saber andar bien despiertos, alertas, vigilantes, agradecidos y atentos.

jueves, 3 de enero de 2008

No conseguir lo que uno desea...

"No conseguir lo que uno desea, a veces, es un auténtico golpe de suerte"

Esta frase me la soltó así, como quien no quiere la cosa, una amiga el otro día y me hizo pensar en mí y en otras personas a las que quiero. Porque sólo con echar una mirada atrás podemos descubrir todas las veces que esta frase se ha abierto paso entre lágrimas, quejas e incluso desesperanza.
Aprovechando que es un nuevo año, observemos como todas esas cosas que deseábamos y no fueron se convierten en nuevas oportunidades, nuevas realidades, en lo que sí es.
Y si a ti ya te ha pasado, ya sabes, ¡cuéntanoslo!

Feliz 2008