domingo, 26 de octubre de 2008

Sobre libros, películas, personas y cambios.

La verdad es que estoy de acuerdo en que quizá exageré en el anterior post al decir que una película o un libro cambian una vida o... ¿quizá no?

Hay libros y hay películas que aunque sean ficción (que no creo que eso signifique que estén muertas porque provienen de la creatividad de un ser muy vivo que les confiere vida) están escritas con una carga simbólica muy fuerte y los simbolos tienen una característica, nos llegan a zonas del cerebro que no están tan defendidas como nuestro hemisferio izquierdo, de eso Julieta nos podría hablar mucho. Hay veces que una lectura, una opinión, el ejemplo de alguien o una película tienen la fuerza de hacernos ver las cosas diferentes, entonces podemos hacer un cambio, podemos internalizar lo aprendido y a partir de ahí ser diferentes, quizá no muy diferentes, quizá radicalmente diferentes pero diferentes al fin y al cabo. He de reconocer que leer y luego conocer y trabajar con John Demartini influyó en mi vida, fue una experiencia descubrimiento que, sin dejar de ser yo, me hizo diferente. Por eso fue mi recomendación, pero hay otras muchas, personas, experiencias (trabajar en intervención en crisis o en la consulta acompañando a personas que se enfrentan con valentía cada día a sus retos y miedos más importantes), libros, películas y mil cosas que sin duda van construyéndome cada día y me siento agradecido por ello. Agradecido a las personas que me enseñan y agradecido a las personas que con su capacidad artística son capaces de superar las barreras de ese hemisferio izquierdo controlador y llegar allí donde residen las emociones.

Los seres humanos somos seres dinámicos en permanente evolución, cambiamos con cada experiencia, cada relación, cada interacción, con cada momento. Y con cada cambio crecemos y nos desarrollamos. Pero estar abiertos al cambio no es fácil, se requiere valor porque sólo aquellos que se sienten seguros de su identidad pueden aceptar que ésta cambie. Cuando nos encontramos inseguros nos defendemos ante todo, tratamos de afianzar aquello que creemos ser, aquello que nos da seguridad y cualquier cambio es evaluado como una amenaza.

Sólo cuando mis pies se encuentran firmes y seguros en el suelo, sólo cuando me siento en equilibrio, puedo afrontar el movimiento y el cambio. Cuando por el contrario me siento en desequilibrio, cuando no estoy enraizado, entonces todos mis movimientos irán dirigidos simplemente a mantener el débil equilibrio. Por eso ante cualquier impacto que me mueva haré automáticamente el movimiento opuesto al que me afecta, porque el desequilibrio genera inseguridad y mi sistema límbico, esa parte del cerebro tan inconsciente que maneja las emociones primarias, tendrá como única prioridad defender la postura anterior.

Estar vivo significa estar en un cambio permanente, mantener una relación viva significa aceptar que el otro cambia y que yo cambio y que, por lo tanto, cada día hay que hacer un pequeño esfuerzo de re-conocimiento. Os invito a hacer ese esfuerzo y, como decía el maestro Milton H. Erickson "que donde haya rigidez haya flexibilidad".

jueves, 23 de octubre de 2008

Un libro y una película

Existen obras de arte que al encontrarnos con ellas nos cambian la vida, consiguen ofrecernos una nueva perspectiva, tocan una tecla especial en nosotros, nos sensibilizan... en definitiva, entran en nosotros y desde ese instante cambian algo en nuestra esencia.

En esta ocasión te proponemos compartir con nosotros un libro y/o una película que de alguna forma cambiaron tu vida, por supuesto que también es bienvenida cualquier otra expresión artística, un cuadro, una canción, una obra de teatro o cualquier otra cosa.

¡Esperamos vuestras recomendaciones!

viernes, 17 de octubre de 2008

Cortesanas y cotesanos

Estaba escribiendo un comentario en el anterior post y según lo iba haciendo han empezado a surgir cosas que sentía que quería transmitir desde esta página principal.

Mi contestación empezaba así:

Que bonita sorpresa la aparición de algunas personas que echaba de menos y otras nuevas por aquí. Todavía hay personas que extraño como "reencontrándome" cuyos comentarios han sido siempre tan enriquecedores y que hace tiempo que no nos los regala.
Leer los últimos comentarios de este post, especialmente el que nombra a las "cortesanas", me ha hecho recordar que si bien hay gente a la que echo de menos, más importante aun es la gente que está y que me hace seguir disfrutando de la vida con su presencia. Son personas importantes para mi que con sus palabras, a veces de alabanza, a veces de apoyo, a veces de critica pero siempre acompañadas de cariño hacen que mi vida tenga más color.

Así que hoy cojo este toro por los cuernos, me convierto en un cortesano, un pelota, y todo lo que sea necesario para agradeceros de todo corazón a los que estáis ahí siempre. A todos vosotros que con vuestras palabras, vuestra presencia, vuestro silencio, vuestro cariño, formáis parte de mi vida y la hacéis más rica.

Es fácil echar de menos a los que no están y alegrarse de su vuelta, es fácil olvidarse de los que están siempre y por la continuidad dejar de valorarlos porque en seguida las cosas se convierten en "lo normal". Pero eso que consideramos "lo normal" y que con tanta celeridad dejamos de valorar es precisamente lo más importante. Todos, aunque a veces lo olvidamos, hemos perdido a alguien importante cuando hemos dejado de cuidarlo y... ¿no es lo que más nos duele y lo que echamos más de menos? Pues yo hoy tengo la suerte de ser consciente del aprecio que tengo por las personas que SI tengo, por esas que están en mi vida, las que me acompañan en este blog, las que tengo cerca cada día y las que están más lejos, en definitiva por ese estanque de preciosos cisnes en el que vivo.

Muchas gracias, a la vida y a ti que le das sentido.

jueves, 9 de octubre de 2008

En tu mano

Reproduzco hoy un caramelito (como diría mi profe Sasi) que nos hace una asidua de este espacio,loose, desde su blog http://elcisneescondido.blogspot.com/. Una historia tan bonita que no necesita comentarios así que la transcribo tal cual, muchas gracias por el regalo loose.

Cuando la mañana aún dormía y las calles permanecían vacías, las primeras luces de la aurora despuntaban en aquel horizonte colmado de energía deseando descubrir un nuevo día.
Mientras la magia del alba iba envolviéndolo con su hechizo, seguía caminando, ausente, lejano, sin rumbo... un gran abismo se abría ante él, imponente, peligroso, capaz de dejarlo caer hasta el infinito. Un eterno transitar de pensamientos que le traicionaban una y otra vez, capaces de saturarlo de falsas expectativas, intereses y fantasías. Cegándolo de tal manera que no le permitiese ver todo lo maravilloso que su Ser escondía. Cuestionándose el por qué de su desdicha, cabizbajo tropezó con algo que se hallaba tirado en el suelo, dándole una patada y desplazándolo unos pasos más allá. Prestando atención al sonido que había emitido y fijando su mirada en las baldosas rastreando hasta el más pequeño rincón fue incapaz de encontrarlo y dejándose llevar por su impaciencia, abandonó.
-¿Buscabas esto?
De repente una voz lo paralizó haciendo que irguiera su cabeza hasta encontrar una mano entre la bruma delante de él mostrándole una pequeña llave de color bronce, casi oxidada por el tiempo que había permanecido abandonada, pero que, por alguno de sus labrados rincones aún brillaba.
-Bueno, yo...
Tras pensárselo un instante, respondió rotundamente:
-No. No especialmente. Simplemente le di una patada sin querer y al oír el sonido sentí curiosidad, eso es todo. Pero se la puede quedar. No me interesa.

Y siguió andando volviendo a agachar la cabeza.
-¿Estás seguro?... ¿Me dices que renuncias a conocer el camino que te apartará de tu desdicha?
Un viento helado le recorrió el cuerpo haciendo que se girase bruscamente:
-Pero...Cómo sabe usted...


Pero ya no había nadie detrás de él, no quedaba ni rastro de aquella persona, como si se hubiese esfumado.
Con los ojos de par en par, repletos de asombro, miró hacia todas las direcciones buscando algún vestigio de algo pero fue en vano.
Así que, decidió retomar su camino hacia no se sabe dónde, pero esta vez fue distinto. No podía parar de pensar en lo que le había sucedido, las palabras de aquella extraña persona no paraban de resonar en su cabeza, la llave, el camino, su desdicha...
Cómo podía saber de su infortunio si ni siquiera lo conocía.
Por qué habría de ser una llave la que lo guiase hacia otro camino,...qué camino, si fuera cual fuese el rumbo nunca alcanzaría la meta que él deseaba.
Si en realidad, en eso consistía la vida, en tratar de conseguir las expectativas en las que había puesto todas sus esperanzas, sus ilusiones y empeño.
Mientras no fuera así, no se sentía feliz. Era impensable sentirse pleno sin haber logrado ninguno de sus objetivos...O quizá sí.
Cansado, se sentó en un escalón a descansar, desistiendo de su búsqueda. Cubrió su rostro con sus manos entrelazadas apoyadas en las rodillas y sintió cómo los primeros rayos de sol que despuntaban ya en el crepúsculo matutino, le arropaban con su calor y una suave brisa acariciaba su cara despojándolo de la oscuridad de la noche, iluminando su rostro con el más hermoso juego de luces, haciéndole cómplice del bello amanecer, impregnándolo con su aroma, de sensaciones, de serenidad, calma y sosiego. Abriéndole los ojos a una nueva vida, a la satisfacción de poder contemplar tan hermoso espectáculo del universo, de poder percibir nuevas sensaciones, de sentirse feliz, pleno, con tan sólo observar todo lo que le rodeaba, sintiéndose a si mismo, sin necesidad de buscar fuera lo que él mismo llevaba ocultando desde hacía mucho tiempo dentro.
Miró a su alrededor, quería parar el tiempo por un instante, deseando que lo que estaba experimentando nunca acabase, pues se sentía la persona más dichosa del mundo aún sin haber llegado a un destino que ni siquiera él mismo conocía.
Observando la belleza de las cosas y sintiendo lo que en su interior se estaba forjando, vio cómo unos destellos dorados le hacían señales a lo lejos, como queriendo llamar su atención. Se levantó rápidamente y se dirigió hacia el lugar que esos reflejos le estaban indicando, y cuando se acercó y se detuvo delante no lo podía creer, allí estaba, la misma llave a la que le dio la patada y que posteriormente rechazó. Se inclinó y la recogió con sumo cuidado guardándosela como un tesoro preciado.
Entendió así el significado de lo sucedido y aprendió que, no por intentar lograr todas sus expectativas iba a ser más feliz. Puesto que la felicidad reside en cada paso que demos en nuestro caminar por la vida, conociendo el rumbo a seguir y sin ánimos de llegar a ninguna meta en concreto, simplemente disfrutar de lo que somos, del paisaje y de/con todos aquéllos que se unan en nuestro camino hacia la libertad.

Loose

viernes, 3 de octubre de 2008

Enamoramiento, caballeros y Luz

Incluyo un cuento precioso que nos regala Cristina desde su muy recomendable blog http://kikicss99.blogspot.com para desarrollar un tema que tenía en mente desde hace tiempo.

EL CABALLERO DE LUZ

Siempre fue el caballero de luz. A ella sólo se le permitía contemplarlo en la lejanía, sólo pudo robarle instantes de su existencia con la mirada, sólo era un destello fugitivo que siempre acababa evaporándose, una estrella fugaz a la que ella lanzaba sus mejores deseos, pero al fin y al cabo siempre fue el caballero de luz.


Resplandecía luz blanca por todos sus rincones, su ropa inmaculada, que apoyada sobre la cal de las fachadas, desprendía un blanco que cegaba más todavía; sus orígenes de casitas blancas, hilvanadas en la esquinita que su corazón dibujaba entre su recuerdo y su olvido; sus ojos, pura luz, a pesar de no conocer el enigma que escondían; sus manos sanadoras y cristalinas; su caminar limpio y claro como una mañana de abril; su voz, escasamente capturada, también irradiaba rayitos de sol con cada vibración. Y ahora, que había conseguido hacer una pequeña incursión en su alma, ella sabía que ésta también era toda luz.

El misterio de la luz podría haber sido un buen título para su historia, porque ella siempre quedó hipnotizada por esa luz, como una cobra hechizada por la melodía del tumarit, arrastrándose sigilosa a buscar la fuente del imán que le despertó de su letargo. Fue esa luz la que le había dirigido en todo momento, como una estrella de Belén, hacia el manantial de su origen, el caballero de luz.

Ahora la vida le brindaba la oportunidad de descifrar ese misterio y ella, sin dudarlo, tomó el impulso preciso para saltar por encima de la timidez que la había paralizado durante años y aceptar ese regalo con convicción. Fue tan rápido, pasó de nuevo como un chispazo delante de sus ojos, otra vez parecía querer volatilizarse, pero ella no podía permitirlo, una voz interior se prendió fuerte a su cabeza (“este tren es tu tren, cógelo”), dirigiendo con coraje todas sus acciones hacia su encuentro hasta situarse frente a frente intentando aparentar seguridad y despreocupación en la voz.

Por fin, el caballero de luz estaba iluminándola directamente con su sonrisa que se mostraba ante ella como esa claridad cegadora al final del túnel de que algunos hablan. Sus ojos contenían soles, lunas y estrellas. Su voz océanos de miel. Sus manos volcanes de fuego. Sus cabellos campos de trigos maduros. Su cuerpo torrentes de vibraciones eléctricas…

La atmósfera cambió, todo desapareció, todo menos ellos. El misterio de la luz empezaba a cobrar todo su significado.


Supongo que todos alguna vez hemos disfrutado de la luz de alguno/a de esos/as "caballeros" que nos han llevado a sentir momentos inolvidables que quedan grabados a fuego en el alma. Lo que creo que pocos nos hemos parado a pensar es que esa luz reflejada no pertenece a ningún caballero sino que es nuestra propia luz.

Cuando nos enamoramos nos sentimos atraídos por alguna característica de otra persona que nos atrae, nos penetra, nos ciega y despierta en nosotros el deseo de salir de nosotros y alcanzarla en la otra persona. Esta es la energía de la pasión. No sabemos de donde procede toda esa energía que nos roba la razón y nos arrastra haciéndonos sentir de una manera increíblemente especial, supongo que por ello es capaz de crear adicción o un terror de muerte en tantos de nosotros.

Enamorarnos nos hace sentir tan plenos y ricos, nos cambia tanto la vida sacándonos de nuestro habitual estado de vacío y desconexión, que nos hace inmediatamente tratar de agarrar, guardar, poseer y temer perder a la persona que nos hace sentir tan vivos. No nos damos cuenta de que un/a "caballero de luz" es aquel/la que simplemente tiene limpio su espejo y refleja con toda su intensidad la luz que le llega. Siguiendo a John Welwood, un autor muy interesante y que recomiendo, el engaño del enamoramiento es imaginar que el objeto de nuestra pasión es la fuente de esa plenitud recién encontrada. Al considerar a la otra persona como la causa de nuestra pasión queremos poseerlo y convertimos ese sentimiento libre en esclavo. Pero es que, además, querer poseer a la otra persona para sentirnos bien lo único que hace es agrandar nuestro pensa-miento interno de pobreza y vacío, sólo me siento pleno porque la otra persona está conmigo y eso lleva implícito que yo no soy suficiente y que "sin ti no soy nada" como dice Amaral en uno de sus números uno.

"Es importante que distingamos entre ver a otro como la fuente de nuestra pasión -que siempre conduce a a distorsión y a la adicción- y permitir que la otra persona sea el centro de nuestra pasión. La pasión se hace problemática cuando confundimos el centro con la fuente, imaginando que la persona hacia la que fluye nuestra pasión es la causa de nuestro sentimiento de estar tan vivo" John Welwood en "El viaje del corazón".

Hay gente que cuando le llega luz la absorbe, supongo que porque todavía no ha encontrado su propia esencia de luz y belleza y desea poseer la de los demás, son esas que consideramos que "nos roban energía", tratan de apropiarse de la luz de otros porque les embarga el miedo de no haber entrado en contacto con la suya propia. "Caballeros de luz" son aquellas personas que tienen su espejo tan limpio y cuidado que cuando nos acercamos a ellas nos reflejan nuestra vasta esencia llena de magia y posibilidades, a veces reflejan incluso hasta aquello que no habíamos descubierto en nosotros mismos y eso nos hace sentir plenos, normal, ¡nos conecta con nuestra verdadera esencia! Estas personas son las que no llenan de energía "positiva", nos conectan con nuestro ser en unos tiempos en los que es tan difícil SER y todo es valorado por el HACER (este es tema de otro día).

Volviendo al maestro "la clave para superar el tormento de la pasión reside en darse cuenta de que esta energía surge de nuestro ser más amplio y nunca puede ser enteramente satisfecha por ninguna persona o cosa finitas". "Cuando dos personas reconocen la verdadera naturaleza de su pasión -como una poderosa y radiante energía del corazón que quiere brillar completamente, fluir con libertad y conectar con la vida en general- no necesitan suprimir este sentimiento ni intentar mantenerlo en una intensidad enfebrecida. Este reconocimiento mantendrá su amor fresco, y les permitirá seguir enamorándose del mundo fenoménico y uno del otro, una y otra vez.

Gracias Cristina, "Caballero de luz" de espejo perfecto.