domingo, 30 de marzo de 2008

Nepal VI: El rio

Definitivamente este es un pais para visitar, para aquellos a los que os guste la naturaleza, la montana... este pais es una explosion de vida. Durante tres dias hemos estado descendiendo el rio de Kali, una diosa temida y sangrienta que hacia preveer un rafting lleno de peligros... pero el rio estaba en horas bajas asi que hemos tenido un placido descenso en el que el guia tenia que hasta hacer esfuerzos para coger los rapidos de la peor manera posible y que asi sintieramos las sensaciones prometidas.
Esa tranquilidad del rio es la que nos ha permitido disfrutar de los parajes que hemos recorrido, "es como la pelicula del Senor de los anillos con los dos reyes en cada montana" comentaba una de mis companeras al pasar por uno de los enormes desfiladeros. Podias dejar la mirada perdida y transportarte a otros tiempos, mucho antes de esa irrupcion casi salvaje de la civilizacion, con esa sensacion de libertad, de pertenecer como ser humano realmente a este mundo... Esa sensacion era especialmente intensa por las noches, segun la oscuridad nos iba devorando se veia el contraste entre las oscuras montanas que nos protegian, que nos resguardaban, que nos aceptaban en su cobijo y la oscuridad mas tenue del cielo, pintado con mil estrellas que le daban una pequena claridad que lo hacia magico. Y alli estaba ese grupo variopinto de seres humanos, tratando de conquistar lo que sabemos que nos podria hacer desaparecer con un pequeno estornudo, de hecho la primera noche nos cayo una tormenta como senal de nuestra pequenez, menos mal que fue breve y nos permitio seguir con el viaje sin llevarnos a casa ningun rayo ni costipado. Es curioso como en un momento en el que te sientes tan vulnerable puedes sentirte a la vez tan seguro, te das cuenta de que cuando estas (y no solo fisicamente) donde perteneces no hace falta el control sobre todo lo que ocurre alrededor. Quiza esa es una de las cosas en las que los seres humanos en occidente perdemos mas tiempo, tratando de controlarlo todo para sentirnos seguros, buscando desesperadamente eso que luego nos evite sentirnos vunerables: dinero, pareja, trabajo... Pero... ?no es precisamente cuando nos sentimos vulnerables cuando nuestro corazon mas se regocija? Es precisamente eso de lo que mas escapamos lo que mas nos llena, porque abrir el corazon significa sentirte vulnerable y solo con el corazon y el alma abiertas podemos sentir la plenitud de lo que somos. Curiosa paradoja, todo el dia esforzandonos por evitar aquello que nos hace felices mientras nos quejamos de que no lo somos. Porque es evidente que cuanta mas seguridad queremos construir mas se aleja la sensacion de vulnerabilidad y cuanto mas lejos esta esta mas vacios nos sentimo y mas nos esforzamos por hacer algo (controlar algo) y por tanto mas se aleja, entrando en una paradoja interminable.

Quiza la solucion pase por empezar a conectar con esa esencia que nos acerca a la naturaleza ?que tal empezar a respetarla en vez de destruirla? sentir nuestros miedos y permitir que sean, porque solo si los permitimos (y me estoy refiriendo a los emocionales, desde luego que a los fisicos hay que hacerles mucho caso!) podran dejar de ser, como esa tormenta que parecia querer limpiarnos el alma y que tras completar su proceso dio paso a una magica noche estrellada. Quiza haya que mirar al cielo y dejar que nuestros miedos y pensamientos sean como nubes que vienen y van, vienen y van y, si no las paras, siempre pasaran dejando que nuestra mente sea un cielo claro que pueda reflejar todo el poder de nuestra esencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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