martes, 9 de diciembre de 2008

La borregada

Evidentemente, cuando en otros post he hablado de normalizar la muerte como parte indivisible de la vida no me refería a seguir jugando al tute llamando a otro jugador cuando al compañero de siempre le acababan de pegar dos tiros en la cabeza.

La foto en los periódicos del pasado 4 de diciembre del bar donde Ignacio Uria solía ir a jugar a las cartas de sus compañeros siguiendo con la partida mientras él yacía muerto en el suelo a unos metros de allí me produce verdadera repugnancia. ¿Quién seguiría jugando a las cartas, o al tenis, o a lo que sea, si uno de los integrantes de la partida hubiese muerto instantes antes? Creo que pocas personas seguirían haciendo vida "normal" tras la muerte de un compañero, y más si ha sido por un asesinato a sangre fría, si la situación no estuviese increíblemente viciada.

Recuerdo a un buen amigo que en la visita que hicimos el año pasado a la tamborrada de San Sebastian nos hablaba con cierta tristeza de la borregada, que es así como definían en su cuadrilla a los radicales, de como en su época eran unos cuantos y como ahora parecían inundar toda la zona vieja. No me extraña que los borregos camuflen su inseguridad, falta de autoestima y pocos recursos en la violencia y en la liberación de su tierra, al fin y al cabo la borregada siempre necesita una secta o algún objetivo con el que mitigar su sensación de impotencia y falta de valía, en el País Vasco es eso, en Madrid y otros sitios son los Skin Heads, en Sudamerica los ñetas u otras bandas juveniles que les dan una identidad a todos aquellos que no la tienen, le dan algo a seguir a los borregos.

Lo que me extraña es que la gente de bien siga jugando a las cartas, justifique la violencia o mire para otro lado mientras los familiares de esas personas se quedan solas en su dolor o incluso son aislados y amenazados mientras sus vecinos no hacen nada. ¿Hasta tan lejos llega el miedo? ¿Hasta enterrar los valores de las personas y suplirlos por el autoengaño?

Lo más triste es que por mucho que se luche contra los asesinos las cosas solo pueden ir a peor, los políticos supeditan los valores a su poder, su economía personal, la imposición de sus ideas y el mantenimiento de sus cargos. Mientras se les llena la boca llamando fascistas a los demás ellos sólo consideran buenos vascos a los que opinan como ellos, si eres vasco y no eres nacionalista no eres un buen vasco y entonces la amenaza o que se te eche de tu tierra está justificado. Se le regala la educación a aquellos que la utilizan para expandir sus ideas y su visión de las cosas (acaban de detener en Francia a un asesino de ETA que es hijo de una concejal de ANV que no condenó un atentado que había cometido su hijo ¿cómo lo va a condenar si es producto del odio que ella misma le ha inculcado?), sólo se puede construir algo diferente si hay un enemigo contra el que luchar y del que diferenciarse (esto es lo que hacen los adolescentes para separarse de sus padres en esa etapa tan conflictiva de sus vidas: sólo si voy contra otro me siento yo mismo) y eso es lo que se afanan en "enseñar" en muchas de sus escuelas.

Y ante todo esto, el líder del único lugar en Europa donde alguien no deja de jugar a las cartas tras haber asesinado a uno de su cuadrilla trata de lograr la excelencia en el arte del doble lenguaje para tratar de no perder ni un voto de nunguna de las partes, porque eso, sin duda, es lo más importante.

Que vergüenza, que pena.

5 comentarios:

el piano huérfano dijo...

Parece mentira...Sin embargo la realidad es dolorosa

Anónimo dijo...

Estoy contigo, una vergüenza que en el siglo XXI todavía estemos con esto. Pero lo peor no son los asesinos, a ellos su cabeza no les da para más, lo triste son los que se beneficían directa o indirectamente de sus cobardías y, directa o indirectamente, lo perpetuan.

loose dijo...

Quizá el fanatismo sea el escudo con el que se intentan proteger todos aquellos que temen a la incertidumbre, todos aquellos que necesitan llamar la atención y demostrarse.
Y es una lástima, una injusticia que a consecuencia de esto hayan personas que pierdan la vida, que familias queden destrozadas, personas que no puedan expresar sus sentimientos, que no puedan manifestar su protesta porque se sienten amenazados (y esto hasta cierto punto es comprensible, dependiendo de los factores socio-culturales que hayan influído a lo largo de su vida).
Pero lo que no logro entender es cómo pueden haber personas que con sus malas artes puedan engañar y salir airosos además.

Anónimo dijo...

Yo no estoy de acuerdo.
Pertenezco a un cuerpo de seguridad que los niñatos de la kale borroka no paran de insultarnos, amenazarnos y apedrearnos hasta que un día maten a uno de mis compañeros allí en el Pais Vasco o aquí. Y si el día de mañana, que ojalá nunca ocurra, asesinan a un compañero con el que yo comparta una partida de cartas, un padel o una salida de motos, en homenaje a esa persona asesinada iré a jugarme mi partida de cartas, de padel o saldré en moto, lo mismo que me gustaría que hicieran mis compañeros si el asesinado fuera yo, después habrá tiempo de llorar la muerte, si es que se puede llorar una muerte...cuando es la vida tan solo un tránsito, un aprendizaje.
Con este comentario no pretendo crear polémica pero sé que podría surgir por mi "falta de sensibilidad" pero nada más lejos de la realidad.

Os remito una noticia del semanaldigital.com, porque todas las noticias deben ser contrastadas. ¡Ahhh! lo sé de buena tinta porque también estoy estudiando comunicación audiovisual.
"A Ignacio Uría la banda terrorista ETA le quitó la vida cuando se dirigía a su habitual partida de cartas en un bar cercano. Sus compañeros de mesa optaron por seguir con su rutina contra viento y marea y fueron criticados por su falta de sensibilidad.

Ahora los amigos de Uría quieren defenderse y han hablado para el diario Público, donde aseguran que "nos han manipulado y desde entonces nos insultan en la tele y en los periódicos". Según ellos, "sólo querían rendirle un homenaje" a Ignacio "porque a él le encantaba jugar a las cartas".

"Sólo nosotros sabemos cuánto sentimos que ETA le haya matado", asegura Miguel; se queja de que "nos insultan en las tertulias pero nadie ha venido a hablar con nosotros". Se ven como "víctimas de una manipulación".

Tanto es así que el grupo de amigos ha enviado un comunicado en el que aseguran sentirse "perversamente chantajeados y manipulados en la cobertura informativa de la triste noticia". También ha enviado el comunicado a la familia del empresario y a su empresa.

Además de arremeter contra el diario El Mundo en concreto, lo hacen contra el eurodiputado del PP Carlos Iturgaiz: "Señor eurodiputado", le replican, "nosotros (los compañeros de la partida de cartas) estamos seguros de que el difunto Ignacio Uría, allí, en el más allá, a quien no elegiría de pareja para el tute es a usted, porque le hemos pillado en el renuncio. Nosotros jugamos a cartas, estuvimos en el tanatorio consolando a la familia y rezando por el difunto, fuimos al funeral y a la posterior concentración Señor Iturgaiz, ¿no tiene estas otras fotos? Por cierto ¿dónde estaba usted?"

Un saludo.

Avatar Psicólogos dijo...

Hola nosoyvictima,

pues te agradezco enormemente tu aportación porque, si es así, mis más sinceras disculpas a sus compañeros y mi más calido abrazo con toda la fuerza para que luchen contra ese porcentaje de borregos que quieren imponer sus ideas a través del miedo y la amenaza (supongo que no tendrán otros medios). Yo también soy partidario de que los terroristas no cambien nuestra vida (alguna vez he hecho alguna cosa con la que mi madre no estaba muy de acuerdo siguiendo ese principio, aunque sin mucho riesgo la verdad) con sus amenazas aunque no se si sería capaz de jugar a las cartas tras la muerte de un amigo.

A ti te mando la misma fuerza y como siempre las gracias por tus aportaciones y aclaraciones.