viernes, 19 de diciembre de 2008

El televisor

Traigo en estos días navideños de reuniones familiares este relato de Amelia Guía que podéis encontrar en el libro "La radio es un cuento. Microrelatos".

La desgracia sobrevino en el transcurso de la comida, cuando el televisor comenzó a soltar alaridos metálicos mientras de sus espaldas salían grandes volutas de humo gris. Mi padre, arrebatado, comenzó a golpear el mando a distancia hasta destriparlo y mi madre entró en una especie de paroxismo tal, que hubo que administrarla un par de valiums. Cuando por fin reanudamos la comida, aún con la rabia contenida tras la ingrata muerte de nuestro televisor, no nos quedó otro remedio que hablar entre nosotros.

Para aquellos que buscan en el televisor un aliado para difíciles momentos mi invitación para que en estos días traten de hacer el difícil ejercicio de escuchar a los demás. Quizá, quien sabe, encuentren el regalo más valioso entre sus palabras, entre sus experiencias.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

………Y olvidándome del televisor encuentro momentos para compartir, hago espacio para que surja la complicidad, me acarician risas llenas de musicalidad, aprendo a aceptar la realidad, me habitan silencios pacificadores, invito a que el cariño se presente……y lo mejor: descubro que todo esto y mucho más está en mi interior. Por eso hace mucho que para mí no es necesario el televisor.

loose dijo...

Cuando es necesario echar mano de la “caja tonta” para dar vida en definitiva, a una estancia fría es señal de que hemos caído en la rutina y en la monotonía, en una sensación de vacío que salpica nuestras vidas. Palabras, gestos, miradas y mensajes que se echan en falta porque de tanto omitirlos se nos olvida cómo volver a transmitirlos.

Me gusta que el silencio hable, que las miradas susurren, que los gestos abracen, que las palabras impregnen, que los mensajes trasciendan, que el frío se apague y que la calidez de la luz me alcance.

Un beso.

Unknown dijo...

Reinas y cisnes libres, no es casualidad vuestras palabras, porque se que vosotras no necesitáis la televisión para distraeros, sois demasiados conscientes como para buscar distracciones y autoengaños superfluos.

La televisión es un invento genial que nos transporta a mundos desconocidos, nos estimula y que cuando esta a nuestro servicio, y no nosotros al suyo, es un regalo más. Pero para llegar a la libertad tenemos, como muy bien decís, que aprender a escuchar al silencio, aprender a estar con nosotros mismos y con los demás. Una vez que sabemos escuchar(nos) y hablar desde el corazón entonces la televisión sobra. Allí donde el ruido ahoga el silencio o éste atemoriza entonces la televisión se torna en necesidad que ayuda a mantener(nos) relaciones de manera superficial.

Atrevamos a llegar dentro, a bucear en ese mundo interior que convierta al mundo exterior en un complemento elegido y enriquecedor.

Avatar Psicólogos dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Me ha gustado el comentario de José Antonio, conlleva mucha sabiduría, y consejos de oro

Gracias y feliz año

Anónimo dijo...

Normalmente el televisor es el rey de la casa, y hay muchas que tiene más de un rey. En el salón, en la cocina, en cada dormitorio, incluso en el de los más pequeños, incluidos videos y películas.
Yo personalmente opino que esto tiende a romper la unidad familiar. A evitar disfrutar toda la familia con momentos de juegos y a que los padres ayudemos a nuestros hijos en sus problemas escolares.
Las vivencias familiares que el televisor te puede quitar son isondables. No podemos disfrutar de nuestros hijos, de nuestros maridos, de nuestrs mujeres, e, incluso, de nuestros amigos.
Esta caja, a la que llaman tonta. no tiene nada de tonta, nos come el cerebro, nos tiende al consumismo innecesario, nos atonta, nos atrofia, nos evita seguir con nuestra buena costumbre de antaño de leer buenos libros, de culturisarnos, y también disfrutar de la naturaleza, en la que tonta podemos encontrar. Dando paseos, disfrutando de sus paisajes, de su flores, de sus pajaros, y de su cielo azul, que tanto luce en nuestra Andalucía.
En mi casa se ha procurado que no se desuna la familia, siempre ha habido un sólo televisor, en el salón. Hemos visto la tele todos juntos, en familia, un día por uno y otro por otro. Cada día elige uno su programa, y todos juntos a verlo y a vivir vidas ajenas, pero juntos, intercambiando comentarios, más o menos acertados, pero sin atontarnos, haciendo los test de inteligencia todos juntos, comparando resultados, y divirtiéndonos juntos, que es a lo que se debe ir, ya lo dice el refrán, "familia unida jamás será vencida". Mi marido y yo hemos conseguido la unión familiar que deseabamos, con nuestros hijos, sus parejas y nuestros nietos, hemos distrutado juntos las fiestas, hemos bailado, hemos reido y hemos llorado, siempre juntos, hemos compartido nuestras vivencias, y hemos entrado en el año nuevo unidos, como hemos terminado el 2008, con nuestros problemas de salud aún dando coletazos, pero felices y contentos. En fin, feliz año a todos y a disfrutar de la familia. En mi casa el televisor está apagado y mi marido y yo estamos haciendo realidad nuestras aficiones, él pintando y yo escribiendo. En esto tengo una salida a mis problemas. Me consuela escribir y de ilusiona que alguién pueda leer lo que escrito, espero que os guste. Gracias.