sábado, 6 de julio de 2013

Los deseos básicos: Deseos de Apego

Hay tres grupos de deseos básicos que el niño debería poder realizar para poder crecer seguros de si mismos y sin conflictos emocionales importantes. Estos tres grupos son: los deseos de apego, los deseos de contención y los deseos de delimitación. En este post vamos a profundizar en el primero de ellos, el grupo de los Deseos de Apego.
Desde que empieza una nueva vida en el vientre materno y hasta que el bebé nace, aproximadamente a los nueve meses, madre e hijo forman parte de un mismo ser. El hijo es una parte de su madre (está de hecho dentro de ella), y no sólo recibe de ella los nutrientes que necesita para ir creciendo a través de la placenta, sino que además recibe de su madre otras sustancias (el cortisol que segrega el cerebro ante estados de ansiedad o estrés, por ejemplo) que pueden afectar a su futuro desarrollo. Por lo tanto es evidente la dependencia absoluta que tiene el feto de su madre y la importancia que tiene el estado de la madre (tanto físico como emocional) a la hora de proporcionar bienestar en el bebé en desarrollo.
Pero ¿qué pasa después del nacimiento? A pesar de la separación física que se produce cuando se corta el cordón umbilical, el bebé sigue siendo un ser absolutamente vulnerable que necesita el cuidado y protección de sus personas referenciales básicas, que como decíamos en el post anterior, normalmente son los padres. ¿Y qué es lo que le garantiza al cerebro emocional del bebé que le proporcionarán todo lo que necesita? Pues una de las necesidades más importantes que tiene un bebé, el Amor incondicional de sus padres. 
Hay una serie de características que se observan en el vínculo del bebé con sus personas referenciales básicas: la intensidad del contacto físico, la forma de sostener al niño, la capacidad para adaptarse a sus ritmos y necesidades, la eficacia de las técnicas de apaciguamiento o la frecuencia e intensidad de la expresión de sentimientos positivos hacia él. Todo esto que forma parte de un lenguaje casi mágico entre madre y bebé y supone las bases de un apego sano y seguro, que es lo que garantiza al bebé que le quieren. Y si le quieren le cuidan y por lo tanto está garantizada su supervivencia.
Este primer vínculo es fundamental ya que a partir de él se irán desarrollando todos los demás. Y es que el niño empieza a ver el mundo a través de los ojos de su madre, y se empezará a hacer una idea de lo que es la vida muy influenciada por lo que le vayan transmitiendo sus primeras personas de referencia. 
En todo este proceso los tres deseos de apego tienen una importancia fundamental. Cada uno de ellos aporta algo diferente y su carencia generará identidades conflictivas independientes:

Deseo de Admiración Incondicional
El bebé y después el niño necesita no sólo que le vean, necesita que le miren, que le admiren sin condiciones, pues sólo así será capaz de admirarse después él mismo.
Una admiración condicionada es la que depende de algún aspecto, como puede ser el estado emocional de la madre (o padre), determinadas circunstancias o ciertos comportamientos que se exigen al niño. El mensaje que se le da es: “sólo te admiro si…” y ese mensaje convertirá al niño o al futuro adulto en un esclavo de eso que se le exigió para ser admirado.
Así que si este deseo no se ha podido realizar, la persona queda condicionada en su manera de vivir a través de determinadas conductas y pensamientos. Es como si quedase siempre una huella (memoria emocional) que puede dar como resultado un adulto con un autoconcepto negativo, problemas para comprometerse o emociones negativas y defensivas hacia los demás.

Deseo de Identificación como Ser Único
Cada ser humano es único. Cuando somos capaces de transmitir esto a nuestros hijos le ayudamos a sentirse importante y a desarrollar una identidad propia. 
La identificación del niño como ser único es lo que le va a garantizar que va a ser cuidado en base a unas necesidades particulares, sólo suyas. El haber realizado este deseo cobra un papel fundamental en la adolescencia, en la que el niño se convierte en una persona independiente y diferente a sus padres, elemento clave para la salud mental del sujeto.
Las personas que no han podido realizar este deseo, muy probablemente van a tener problemas para separarse, ya que necesitarán de los demás para sentirse seguros.

Deseo de Valoración
Es el último de los deseos apego, aunque no menos importante. 
El niño necesita ser valorado, reforzado, premiado. El valorar una conducta positiva a nuestro hijo no sólo hará que esta conducta se realice más veces, sino que además será una guía para su desarrollo y aprenderá a través de los ojos de sus referentes a valorarse después él mismo.
Cuando no se produce esta valoración por parte de los padres o personas referenciales básicas puede ocurrir que la persona crezca con una inseguridad sobre sus capacidades,  necesite compensar su carencia con una búsqueda constante de valoración externa o, incluso, desarrolle una incapacidad para aceptar la valoración de los demás.

A modo de resumen, que el niño sea admirado por lo que es no por lo que hace, que sea tratado como una persona única y se le valoren sus esfuerzos y sus logros, será fundamental para que el futuro adulto crezca con la seguridad en si mismo que le permita desarrollar los recursos personales para afrontar los retos de la vida con garantías y éxito. Su carencia puede producir diversas inseguridades que limitarán la libertad y la capacidad del niño, y del futuro adulto, para conseguir éxito en aquello que se proponga.
En el próximo post trataremos el siguiente grupo de deseos básicos, los deseos de contención. 

Mónica González Agüero
Psicóloga

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Amar incondicionalmente, manteniendo lejos los propios problemas emocionales que tienes como madre, y que sin querer trasladar a tus hijos.
Uffff, ¡qué difícil! No traspasar tus inseguridades.

Y me pregunto:
¿De qué manera los refuerzos positivos no son un amor condicionado?

Unknown dijo...

Gracias!!!!! Sé perfectamente de lo que hablas. Lo he vivido. He tenido dificultades por los condicionamientos exigentes hacia mi Niña desde que Soy persona, para quererme. Sigo necesitando sentirme querida. Lucho. Quiero ganar batallas. Constantemente. Quiero demostrar que Soy Yo, sin condiciones. Pero se sabe, soy lo que digo. Es difícil querer sentirse no ya querida, Amada, luchar, saber que esa lucha son miedos a ese mismo Amor que se busca. Y lo rechazo en mi batalla. Quizás no esté lista.

Avatar Psicólogos dijo...

Estimada Anónimo, sin duda es difícil no contaminar a nuestros hijos con nuestros propios conflictos. Pero conocemos a un montón de personas valientes que han decidido terminar con esa "herencia" de inseguridades que ellos recibieron y no pasárselas a la siguiente generación. Todos tenemos una segunda oportunidad para recibir esos deseos básicos de los que carecimos en su momento: ¡ahora!
En cuanto a los refuerzos positivos, tienes razón también, es fácil confundir los refuerzos con amor condicionado. La clave es comunicar al niño que se le quiere siempre, que el Amor no está en juego y luego hacerle ver (será muy importante para su adaptación a la vida) que ciertas conductas tienen ciertas consecuencias y que otras tienen otras consecuencias y que él (o ella) pueden elegir sus consecuencias dependiendo de la conducta que tengan. Y el Amor... el Amor siempre está presente en la familia, hagan lo que hagan, porque el Amor es solo por Ser.

Querida Inma, como le respondía a Anónimo todos tenemos una segunda oportunidad (este es otro de los deseos básicos) para llenar los vacíos que nos dejó nuestra infancia. Y creo que un paso importante es que dejes de luchar, que dejes de esforzarte, que dejes de tratar de demostrar... No necesitas demostrar lo que ya eres, no te tienes que ganar nada porque ya eres y el sentirte querida empieza por ti misma. Porque tú cuides a esa niña que viaja contigo dentro de ti. Nuestro consejo es que dejes de perseguir cosas fuera que no tienen que ver contigo (y si más con las carencias de los demás) y empieces a acompañar a esa niña tan asustada y dolida en vez de abandonarla persiguiendo cosas fuera.

Se me ocurre que, quizá, este post de hace unos años pueda ayudarte con ello.
http://avatarpsicologos.blogspot.com.es/2008/01/la-guerrera.html
A veces una guerrera tiene que aprender a dejar las armas, esa es la batalla más difícil y la que, como comentas, da más miedo. Un abrazo

Unknown dijo...

GRACIAS!!! La guerrera está bajando la guardia.
Sí, las segundas oportunidades existen, están ahí.
Voy a empezar de nuevo. A seguir levantando la bandera blanca. Sigo.
Sin lucha. Dejándome llevar.
Renegando de pasados que no son mios. De dolores transmitidos de generación en generación que TERMINAN CONMIGO. PORQUE ÉSTO ES LO QUE QUIERO PARA MIS HIJOS. SU MAYOR FELICIDAD. Jamás dolor transmitido.

Siempre TODO MI AMOR PARA ELLOS, TODOS MIS ABRAZOS, los límites necesarios para su educación y los besos necesarios, que no me fueron negados a mi.
CONMIGO TERMINA EL DOLOR GENERACIONAL DEL CONTROL. Ésto es lo que siempre he querido: QUE NO PASE MAS. ELLOS TIENEN QUE SABER TODO LO QUE LOS QUIERO, YO SE LO VOY A DEMOSTRAR CON TODO EL REFUERZO POSITIVO QUE PUEDA, Y CON LA DISCIPLINA DE LA POSITIVIDAD Y LOS LÍMITES PARA QUE SEAN INDEPENDIENTES. Siempre he estado ahí.

Ya es tiempo de volver de nuevo a mi NIÑA asustadiza.

Mis hijos están con su padre y no tengo ni un pequeño acceso a ellos. Es otro castigo que la vida me pone por obstáculo. Vendrán a final de mes. No sé ni cómo.
Pero SÉ PERFECTAMENTE QUE JAMÁS DEJARAN DE QUERERME, DE ESTAR A MI LADO, DE ALENTARME, MIS HIJOS SON MI VIDA.
Y YO TAMBIÉN SÉ QUE TENGO QUE CUIDAR A MI NIÑA. Dejar de sufrir y luchar. La Amazona baja del caballo y pide un poco de paz.
El sábado lo tuve. A pesar del dolor de mis ancestros. Que quizás sigan intentando dañar, pero no pueden. Porque están fuera de mi vida. Pretendían no dejarme ser feliz otro día. Pero no lo consiguieron.
Tampoco lo consigue el padre de mis hijos. PORQUE SÉ QUE YO SOY LA QUE LOS EDUCA, LA QUE LOS GUÍA, LA QUE LOS ABRAZA Y BESA TODOS LOS DÍAS, POR MI PROPIA ELECCIÓN Y PORQUE ESTA ES LA LECCIÓN de Vida que tengo que aprender.
Ellos, mis cielos, no aprenderán tanto dolor. Otro diferente. Porque no nos salvamos de él. Pero sabrán que no hay que pre-ocuparse, que hay que respetar, y AMAR a LOS NUESTROS. QUE DENTRO DE CASA SE DEMUESTRA EL AMOR QUE NOS TENEMOS.

Gracias!!!!!!.

Unknown dijo...

GRACIAS!!!!!!!!!! LA GUERRERA SOY YO!! Gracias. Porque mi Ser de Luz está conmigo!! porque sabe que tengo todo el AMOR dentro. Y LO VIVE. Namasté. Lo Ama. Se ama. y lo consigue. Cae. Se levanta. Le duele. Pero sigue. Está dentro de mí. Bajo las armas, paro la lucha.
Hoy paro la lucha.
Gracias!!! con todo mi corazón!!1

Anónimo dijo...

. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
EN LA CONDUCCION DIARIA

Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

Ejemplo:

Ceder el paso a un peatón.

Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

Poner un intermitente

Cada vez que cedes el paso a un peatón

o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años