martes, 28 de agosto de 2012

Polarización y deshumanización de las ideas

La falta de un liderazgo eficaz en los últimos años unido a la crisis económica, y posiblemente de nuestro modelo social, son las posibles causas de una polaridad política que percibo cada vez más acentuada en nuestro país. Es frecuente encontrar en las redes sociales personas que realizan criticas feroces a un partido político por hacer cosas que ocultan, entienden o justifican en la opción política que ellas defienden.

Me sorprende y me preocupa esta deriva que están tomando las opiniones de uno y otro lado porque es bien sabido que para salir de una situación difícil lo más eficaz suele ser el trabajo en equipo y el aunar las fortalezas de cada una de las partes. Mientras que la pelea interna, el autoengaño y la permanente justificación acusando al otro de lo que va mal no solo no ayuda a mejorar nada sino que suele perjudicar el desarrollo de soluciones creativas a los problemas. Decía Stephen Covey que si no eres parte de la solución eres parte del problema y cada vez tengo más la sensación de que estamos tan inundados por nuestras creencias polarizadas que engordamos más el problema que aportamos soluciones. Desgraciadamente, cuando nos enfrentamos a una situación difícil que nuestro cerebro detecta como peligrosa suele tomar las riendas de nuestra toma de decisiones la parte emocional, dejando a la parte racional en un segundo plano. Hemos repetido hasta la saciedad ese mantra de Roberto Aguado que dice "La emoción decide y la razón justifica". El problema es que el cerebro emocional no es el más adecuado para solucionar los problemas a los que nos enfrentamos actualmente. Y el cerebro inteligente, que si podría encontrar soluciones, está demasiado ocupado buscando justificaciones para los miedos del emocional que no tiene tiempo de usar sus recursos creativos para solucionar las exigentes y complejos retos a los que nos enfrentamos.

Hace unos años nuestro país vivió la situación más terrorífica que se puede vivir, una guerra civil. Creo que es el peor escenario que podemos imaginar, personas enfrentándose, traicionando e incluso matando a otras que hace unos días eran sus vecinas o sus amigas, todo ello justificado por una ideología. Unas ideologías que para conseguir validez tienen que buscar enemigos, tienen que encontrar opuestos a los que enfrentarse, amenazas ante las que unirse, diferencias que den un sentido a su identidad. Cuando polarizamos las ideas: "nosotros" frente a "ellos", "izquierdas" y "derechas", "rojos" y "fachas", "nacionalistas" y "centralistas", etc. tendemos a dejar de ver a los otros como personas para cosificarlos en conceptos que por ser diferentes a nosotros son malos. Da igual que en el fondo estemos haciendo lo mismo, lo nuestro es "bueno" porque es nuestro, lo suyo es "malo" porque es diferente a lo nuestro y por lo tanto lo diferente a lo bueno solo puede ser "malo".

Este deshumanización de los que no piensan como nosotros me parece peligrosísima porque es la base para que podamos agredir a los demás. Nuestros códigos morales no nos permiten agredir a un ser humano, pero si nos permiten agredir a una cosa, a un "rojo", a un "facha", a un "capitalista", a un "perro flauta"... Al hacer a cada una de esas personas objetos negativos es más fácil justificar nuestra agresión hacía ellos. Y como al agredirles estamos traicionando nuestro valores no nos queda más remedio que buscar justificaciones que nos permitan mantener nuestra contradicción interna y esconder nuestra auto-traición y nuestro autoengaño.
Y al crear esas justificaciones aumentamos la cosificación (son malos), más en peligro nos sentimos ante ellos y desde nuestro miedo a la diferencia más agredimos. Este circulo vicioso se ve aumentado porque con cada agresión que hacemos, más facilitamos que las personas que se encuentran en el otro polo encuentren motivos para justificar su misma actitud y puedan cosificarnos de la misma manera que nosotros estamos haciendo con ellos. Estamos haciendo exactamente lo mismo pero, por supuesto, la culpa es del otro.

Desde estas páginas invito a las personas a reflexionar sobre nuestros niveles de autojustificación y autoengaño. Podemos estar más o menos de acuerdo en las medidas a tomar para salir de esta difícil situación social y económica, podemos discutir ideas (especialmente si son intentos de solución), estar en desacuerdo... pero creo que tendríamos que esforzarnos para no cometer el error de juzgar a los que no opinan como nosotros como "malos" y menos insultarlos o deshumanizarlos. Al fin y al cabo solo podemos aprender algo de aquellas personas que opinan cosas diferentes a nosotros ¿no? y cuanto más a fondo conozcamos una idea más podemos desmontarla con criterio así que... ¿Por qué no empezamos a escucharnos? ¿Por qué no cambiar critica por curiosidad? Si una persona adulta e inteligente opina algo tan diferente ¿Qué información tendrá que yo no tengo? ¿Que valores sustentarán sus opiniones?
Repito, podemos seguir en desacuerdo y defender ideas y valores diferentes pero sin olvidar que la persona que tenemos enfrente defendiendo algo distinto es ni más ni menos que eso, una persona.

Cuanto más diferentes sean las ideas más posibilidades habrá de encontrar una que de solución al problema, cuanto más diferentes sean las opiniones de los otros más amplían nuestro campo de visión y más nos enriquecen ¿Por qué no elegir entonces abrirnos en lugar de cerrarnos? ¿Por qué no elegir colaborar en vez de entorpecernos? ¿Por qué no elegir crecer en vez de inmovilizarnos?
Espero de corazón que no tengamos tanto miedo como para no poder empezar a hacerlo.

4 comentarios:

loose dijo...

De ser un poquito más tolerantes se evitarían muchos males y contribuiríamos a satisfacer todas nuestras necesidades de una forma más fructífera, tanto, que el mundo se volvería incluso más amable.

ESA dijo...

Gracias por este post. Una buena iniciativa para ser parte de la solución del problema. Tú nos has dado impulso y, a partir de aquí, es responsabilidad de cada uno de nosotros...

Propongo:
Primero, abrirme a mí misma, escucharme y sentirme con más atención y ser honesta conmigo misma.

A partir de ahí, estaré preparada para escuchar al otro, para interesarme por conocer realmente cómo piensa y/o actúa, qué es lo que le lleva a ello y trataré de comprender el porqué de su postura.

En tercer lugar, jugaré al cambio de roles, procuraré hacer un análisis lo más honesto posible sobre cómo pensaría o actuaría yo en ese marco bajo esas circunstancias.

Después me esforzaré por cambiar en mí aquello que no me gustaba en el otro y que ahora he descubierto en mí.

Y, finalmente, intentaré hacer una crítica constructiva y, si no soy capaz de aportar nada a la solución, espero darme cuenta a tiempo para apartarme con el fin de no molestar ni ser parte del problema.

Todo esto teniendo bien presente que TODOS nos equivocamos y seguiremos cometiendo errores, para, a partir de ahí, permitir los fallos propios y ajenos procurando aprender de ellos.

GRACIAS.

Miguel Ángel AKA "Badulacke" dijo...

Me parece muy buen comentario, aunque por desgracia muchas personas, y entre ellos los "políticos profesionales" sean impermeables a tales razonamientos.
Creo que sucede a veces -y particularmente ahora- que, una vez escuchados y analizados los argumentos, son irreconciliables porque sencillamente defienden intereses no sólo distintos, sino contrapuestos. Difícil encontrar puntos de acuerdo cuando lo que beneficia a uno perjudica al otro. Que cada uno defienda su interés parece legítimo, pero no sé qué pensar cuando el interés de algunos supone un perjuicio para muchos otros. En cualquier caso, estoy totalmente de acuerdo con "no cometer el error de juzgar a los que no opinan como nosotros como malos y menos insultarlos". Es lo único que nos librará de la barbarie.
Gracias por el post.

luciérnaga dijo...

ASÍ EMPEZARÍAMOS A CAMINAR HACIA EL COMIENZO DEL SER HUMANO HACIA LA LIBERTAD.
GRACIAS.