lunes, 13 de septiembre de 2010

Yo elijo...


Hoy os vamos a pedir una cosa, un pequeño esfuerzo.
Os pedimos que con vuestras palabras nos ayudéis a recordar que tenemos la libertad para elegir como vivir nuestras vidas, que no podemos elegir que harán los demás pero cada día podemos elegir que hacer nosotros y que podemos vivir según nuestros valores.

Os pedimos que nos inspiréis con vuestras palabras, no es fácil, consiste en completar la frase "Yo elijo..." para que el abanico de elecciones de cada día crezca ayudados por la creatividad y la reflexión de todos y todas.

Sin juicios, sin pensar si es bueno o malo, tan sólo con la generosidad de compartir y el compromiso de cumplir lo elegido.

Recordad, por favor, sólo una frase por comentario.

Muchas gracias. Namasté. Yo elijo...

jueves, 2 de septiembre de 2010

Namasté



Hace un par de años, inundado por primera vez por la magia de Nepal una palabra me conquistó especialmente, parecía una palabra simple, parecida a nuestro "hola", una forma de saludar al llegar a algún sitio o al encontrarte con alguien, pero pronto me explicaron que su significado y simbolismo iban mucho más allá de un simple saludo.

Namasté significa "Saludo lo Divino que hay en ti" o "Saludo/Honro lo sagrado que hay en ti".

Es un saludo que reconoce que cada ser humano es único y que todas y cada una de las personas tiene algo sagrado dentro, una parte de la divinidad creadora, unos dones especiales que les han sido concedidos para desarrollar y compartir con los demás.

Para poder saludar a los demás con un "Namasté" primero hemos de aprender a honrarnos a nosotros mismos, porque sólo desde nuestra propia divinidad podremos percibir la de los demás. Si ésta está ausente será difícil que podamos reconocer lo divino de los demás y tenderemos más bien a la critica y a competir con ellos.

Esa es una de las responsabilidades que tenemos en nuestra vida, descubrir esa divinidad interna y honrarla a través de desarrollar nuestros dones únicos para devolver al Universo lo que nos ha sido regalado.

Quizá solo tengamos que cambiar un poco nuestra mirada, esforzarnos por mirar un poco más profundo y descubrir aquello que es divino en los demás y honrarlo. Si todos hiciésemos eso... ¿Quién sería capaz de agredir a los demás? ¿Quién sería capaz de agredir algo sagrado? Reconocer la verdad que reside bajo nuestras defensas y miedos es difícil, pero mucho más difícil es vivir buscando permanentemente los defectos de los demás para poder justificar nuestras agresiones, desprecios o inseguridades.

Así que... ¿Por qué no hacer un esfuerzo para reconocer durante este mes lo divino que hay en los demás? Por probar no se pierde nada y no sabemos que podemos descubrir...
¡os lanzamos el reto!

Namasté