lunes, 7 de abril de 2008

Los limites y la libertad

Acabo de hacer algo que no me gusta, suprimir un comentario. Con el objetivo de que este blog sea un espacio absolutamente libre cualquiera puede publicar un comentario sin ser supervisado antes, esto es utilizado por algunas personas para poner publicidad o vinculos que no conozco donde llevan y que, por tanto, os pido que no sigáis.
Ha ocurrido siempre desde que el mundo es mundo que la libertad ha sido utilizada por algunos para su propio beneficio, incluso cuando este atacaba directamente a la propia libertad. Ahi tenemos el ejemplo de los terroristas, que utilizan la democracia y la libertad para obterner dinero e información de aquellos a los que luego quieren asesinar como modo de imponer sus ideas. Resulta curioso que en defensa de una supuesta libertad ellos la arrebaten y más cuando esa misma libertad les ofrece otras muchas maneras de lograr sus objetivos. Aunque ya se sabe, el camino de la libertad es más difícil que el de la violencia, sobre todo cuando defiendes ideas que no son compartidas por la mayoría y tus argumentos para defenderlas no son muy consistentes. Ya hemos visto en otra entrada como la agresividad siempre viene de la inseguridad (la sensación de sentirse en peligro, no válido, impotente...), pero ese no es el tema de hoy.

Hoy, al ver como, de nuevo, alguien utilizaba este espacio sin permiso y para un fin bien diferente al objetivo por el que fue creado, he recordado esa ley de psicología infantil que dice "Es bueno que los niños pidan más, siempre y cuando papá y mamá puedan decir no" (John Gray en "Lon niños vienen del cielo"). Y así lo he hecho, no me enfado por la utilización fraudulenta, simplemente pongo limites, digo "no" y borro la entrada. Creo que en nuestro mundo todos nos volvemos alguna vez niños que piden cosas que no pueden ser o que invaden la libertad para elegir de los demás. Eso provoca que nos enfademos y que digamos cosas como "no me puedo creer que me pidas eso" u otras por el estilo que nos desestabilizan y nos hacen sentir mal con los demás. ¿Y por qué sentirnos mal por lo que alguien nos pida si tenemos la libertad para decir no? En vez de concentrar la energía en lo que los demás deberían o no deberían hacer, que a parte de darle todo poder a los demás nos hace utilizar ese arma despiadada que es la culpa, concéntremos esa misma energía en decir "no", desde el amor, desde la comprensión, pero con rotundidad: "no". Porque nuestra libertad para elegir nos permite hacerlo, porque no podemos controlar lo que otros hacen o nos piden, pero siempre somos dueños y responsables de lo que nosotros respondemos.

Quizá podemos cambiar un poco este mundo predicando con el ejemplo, quizá nos podemos regalar a nosotros mismos unos momentos menos de enfado, frustración o rabia. Simplemente dejemos que los demás nos pidan lo que ellos consideren, respondamos desde el amor lo que nosotros deseamos hacer, defendamos con energía nuestra libertad para elegir, permitamos su libertad para pedir. Porque los niños necesitan limites para sentirse seguros y contenidos, necesitan limites establecidos desde el amor, y de alguna manera en ciertas ocasiones todos somos un poco niños y, aunque en un principio nos moleste, con limites al final nos sentiremos más seguros, más confiados y podremos seguir creciendo en libertad.

2 comentarios:

Avatar Psicólogos dijo...

El comentario de arriba es exactamente a lo que me refería, por favor no vayáis al link, no tiene nada que ver con Avatar Psicologos

Anónimo dijo...

justo hoy estaba necesitando confirmar eso que decis...

es dificil aceptar los limites y tambien saber ponerlos...

hoy estoy aprendiendo

hoy me estoy dando cuenta q no puedo controlar todo y que los demas no tienen derecho a controlarme a mi a su antonjo..

un abrazo