lunes, 19 de octubre de 2009

Ser como eres siempre es suficiente



Cuando sientes malestar porque piensas que estás abandonando a otro por ser quien eres o temes no estar a la altura de lo que el otro exige, simplemente estás siendo engañado por una ilusión.

Ser como eres siempre es suficiente.

Si tu pareja (o cualquier otro) quiere algo distinto eso no tiene nada que ver contigo sino con sus propias necesidades, miedos o fantasías. Que dos personas no encajen no es culpa de ninguno de los dos porque una persona no puede ser en el fondo la causante de la soledad o el malestar de otra.

La soledad viene de abandonarnos a nosotros mismos, de intentar ser lo que no somos para ser aceptados por los demás, así recurrimos a otra persona para que llene el vacío pero por más personas que metamos en nuestra vida seguiremos sintiéndonos solos y abandonados. Hasta que no sepamos estar solos con nosotros mismos, hasta que no podamos admirarnos y acompañarnos, hasta que no superemos las necesidades que teniamos de niños (que entonces si necesitabamos que alguien de fuera nos quisiese, admirase, cuidase, etc.) y nos convirtamos en adultos plenamente autosuficientes no podremos crear una relación de pareja adulta. Sólo las personas que han aprendido a estar plenamente con su propia sensación de vacío y soledad y la han transcendido podrán crear relaciones plenas. Cuando eres capaz de llenar tu propio vacío y mantienes una relación de amor con lo que eres entonces las relaciones con los demás se convierten en unas excitantes y enriquecedoras aventuras en vez de algo a lo que te aferras para "sobrevivir".

Porque, además, una vez que entras en sintonía contigo mismo y aprendes a amarte, a perdonarte, a aceptar tus debilidades, a admirar tus fortalezas, sólo una vez que hayas hecho eso, podrás amar a cualquier persona que se cruce en tu camino. Aceptando sus debilidades, admirando sus fortalezas, serás capaz de ver quién es de verdad, de apreciar la belleza de su perfección tal y como es y de disfrutar con su compañia.

Más allá de nuestras más-caras y nuestras armaduras, en nuestra esencia, todos somos seres perfectos y cuando somos capaces de verlo nuestra vida y sobre todo nuestras relaciones cambian de color. No es fácil, es la vida.

viernes, 9 de octubre de 2009

LABERINTOS EXISTENCIALES


Siempre me han fascinado los laberintos... y por extensión - o quizás por contracción - las espirales. Trato de leer (y devorar) todo lo que cae en mis manos (y en mis ojos) al respecto, y cada día me estremezco ante los nuevos "descubrimientos", o mejor dicho, aprendizajes.

Leo en el librito En el Laberinto, de Karl Karényi (Siruela) que "un laberinto es la defensa (en ocasiones mágica) de un centro , de una riqueza... de un significado. Es el modelo de cualquier existencia, que a través de un número de pruebas, avanza hacia su propio centro, hacia sí misma, hacia el Atman (..)) El que así habla es Mircea Eliade. Otro de los imprescindibles... no se para qué, pero imprescindible.

Anoche un gran amiga, casi casi a punto de perderse en su propio laberinto (laberinto existencial, bonita expresión...) me preguntaba ¿Pero por qué tiene que ser todo tan díficil? Mis pacientes me dicen "La vida tiene que ser otra cosa"·. Otro amigo me pregunta ¿Pero por qué me tiene que pasar esto a mí? y yo misma me planteo, en ocasiones, ¿Pero cuando terminará esta racha tan díficil? y de pronto, otra vez Eliade, me regala la respuesta.

"En diversas ocasiones he tenido conciencia de salir de un laberinto o de encontrar el hilo... Me había sentido oprimido, deprimido, extravíado... Naturalmente nunca me había dicho "estoy perdido en un laberinto", pero siempre al final tuve la sensación de haber salido victorioso de un laberinto. Es una experiencia que todo el mundo ha conocido. Pero es preciso decir también que la vida no está compuesta por un solo laberinto: la prueba se repite"

Gracias, entonces, a Ariadna, la que siempre nos sujeta... el hilo.

Julieta París