lunes, 16 de abril de 2012

Corazón de piedra

Su mirada se perdía en la inmensidad del mar, dejando que sus pensamientos se deslizasen arriba y abajo de unas olas que, hoy, habían decidido darle una tregua. Esa quietud contrastaba con la orgía de miedos que habían estado invadiéndole en los últimos días. No era capaz de encontrar un motivo concreto para tanta emoción desbocada, ni siquiera era tiempo de que sus hormonas jugasen a manejarla, aunque ya estaba acostumbrada a que las tormentas no tuvieran ni motivo, ni razón, ni explicación determinadas.
Había aprendido a transitar por ellas, a dejarse llevar por la corriente haciendo uso del mínimo esfuerzo que le garantizase no ser muy alejada de su camino. Había aprendido, más a la fuerza que por deseo, que el único remedio era mantenerse enraizada dejando que las turbulencias pasasen. Atrás habían quedado los tiempos en los que buscaba culpables, en los que se resistía a aquello que le venía, en los que se desesperaba luchando contra una fuerza invencible que, ahora comprendía, salía de ella misma.

Era como si le hubiesen regalado un corazón nuevo, un corazón de piedra que era más suave y permeable que el corazón abierto que tanto le había hecho padecer en el pasado. Ese corazón de piedra se hundía bajo las olas y desde la quietud del fondo observaba pasar juguetonas a las rítmicas olas y a las poderosas corrientes. De alguna manera, desde lo más profundo, las cosas se veían completamente diferentes, los sonidos perdían intensidad pero seguían teniendo la misma resonancia, la misma vibración que, bien traducida, permitía comprender mejor el mensaje. Y es que comprender no depende del volumen ni de la intensidad de los gritos con los que es transmitida la información, comprender para ella era cerrar los ojos y dejar que la vibración del mensaje acariciase su corazón. Desde ahí las imágenes surgían claras en su mente, desde ahí era capaz de comprender mejor lo que la otra persona sentía y le quería transmitir, más que lo que ella traducía en términos de sus propias vivencias y sensaciones. Era curioso descubrir nuevas formas que se alzaban dejando las antiguas creencias, antaño verdades incuestionables, como meras sombras ridículas al haber perdido su capacidad de imponerse. Era curioso descubrir como sin apenas esforzarse era capaz de surcar esas olas que durante toda su vida habían amenazado con ahogarla, destruirla, manejarla. Ahora no luchaba y, sin embargo, respiraba.

lunes, 2 de abril de 2012

Perfección & vulnerabilidad

La perfección de la naturaleza es inigualable. Y, a la vez, es absolutamente vulnerable.


Es curiosa esa mezcla de perfección y vulnerabilidad, como transmitiendo una honda impermanencia o el mensaje de que la perfección es en sí misma vulnerable.

Quizá no pueda haber perfección en la fortaleza, quizá cuando nos protegemos perdamos nuestra esencia. Y solo si la protección es tan ligera como la esencia podremos seguir siendo tal como somos, perfectos.

* Dedicado a todas esas personas que, pese a los riesgos, mantienen su vulnerabilidad y son fieles a su esencia