lunes, 30 de mayo de 2011

El Amor es el alimento del Alma

El Amor es el alimento del Alma.
Estas bonitas palabras con cierto tinte místico son más importantes en la práctica de lo que parece, porque más allá del alimento para el Alma, el Amor es básico para la supervivencia de todo el Ser Humano. Como mamíferos necesitamos el Amor para sentirnos seguros. Lo que le asegura al bebé que le van a proteger y a alimentar, cosas básicas para l supervivencia de un ser muy vulnerable incapaz de sobrevivir por si mismo, es el Amor que percibe de sus personas referenciales, aquellas que están a su lado en su crecimiento. Cuando se producen carencias, tanto por defecto como por exceso, en estos importantes momentos se pueden originar problemas que se arrastren durante toda la vida. Cuando no recibimos lo que necesitamos en esos momentos nuestro cerebro puede grabar que nos sentimos en peligro y que necesitamos la ayuda de otro para sobrevivir. Esto, queda grabado en un cerebro muy básico llamado sistema limbico que graba las cosas en presente, así que queda grabado durante toda nuestra vida que necesitamos de otro para sobrevivir. En otros post hemos visto la función del sistema limbico y como procesa la información antes de que seamos conscientes de ella (la emoción decide y la razón justifica) por eso muchas veces esa sensación de peligro al estar solos nos acompaña durante todo nuestro recorrido vital. No importa la madura edad que tengamos, lo buenos profesionales o lo independientes que seamos económicamente, habrá algo de nosotros que sienta que necesita el amor del otro para sentirse seguros. Y si no lo obtenemos, nos sentiremos vacíos.

El problema es que incluso cuando lo tenemos, ese amor no nos hace sentirnos llenos sino igual de vacíos ¿por qué ocurre esto?

Pues porque el amor de los demás es una amor condicionado, relativo, dependiente de las circunstancias, de lo que damos y recibimos, pero nunca es un amor pleno que llene nuestra Alma. No importa lo mucho que nos enamoremos de alguien, eso no nos dará la seguridad básica que necesitamos, es posible incluso que aumente nuestra inseguridad, porque seguiremos bajo la tiranía permanente del miedo a ser abandonados. El amor de pareja es el postre de una comida, es lo que endulza nuestra vida, la hace más alegre y luminosa, le pone un broche de oro a la comida, pero no nos aporta los nutrientes esenciales que necesitamos para sobrevivir.

El plato principal, lo que nos aporta eso indispensable para nuestro adecuado y sano desarrollo, es el Amor Incondicionado, el Amor por la Vida más allá de las circunstancias particulares que nos rodeen. Un Amor que fluye desde lo más profundo de nosotros mismos, un Amor que es nuestra pura esencia de luz, un Amor que empezamos a descubrir primero a través de los ojos amorosos de esas personas referenciales y que poco a poco vamos interiorizando para hacerlo nuestro.

Es un Amor que no está fuera, que viene de dentro, por eso cuando lo pedimos o se lo exijamos a las personas que nos rodean les estamos pidiendo algo que simplemente no pueden dar. Nos pueden dar cariño, compañía, respeto, alegrías, acompañamiento, pero no nos pueden dar aquello que solo está dentro de nosotros. Mientras mantengamos la fantasía de que los demás son la fuente de nuestro amor seremos prisioneros de una mentira que nos llenará de frustración y resentimiento. La única manera de conectar con esa luz esencial empieza por el Amor por nosotros mismos. Hasta que no tengamos un profundo Amor por lo que somos no estaremos preparados para dar, ya hemos comentado otras veces que no se puede dar aquello que no se tiene de sobra, pero tampoco estaremos preparados para recibir, porque recibir puede ser todavía más atemorizante para algunas personas que dar. Y sin la libertad para dar y recibir no podremos hacer fructificar ninguno de los dos tipos de Amor.

Por eso el daño que otros nos hacen a veces se torna un regalo, si utilizamos la experiencia para buscar dentro de nosotros las heridas que nos hacen daño, para avanzar en el camino del autodescubrimiento, para abrirnos a la experiencia de sentir solos aquello que es tan fácil sentir cuando recibimos el amor de los demás, pero sin olvidar que esas sensaciones que sentimos cuando damos y recibimos amor es algo que nace desde dentro de nosotros. Y, obviamente, si está dentro de nosotros no lo podemos perder. Ser capaces de transmitir a ese niño o niña interior ese amor incondicional que quizá un día le falto es el único camino para liberarlo de la mentira que un día se grabó "dependo de los demás para sobrevivir" para enseñarle un nuevo mensaje "merezco ser querido simplemente por Ser". Centrémonos en prepararnos un gran plato principal, para luego poder disfrutar de la comida completa, incluido el regalo que suele suponer tomarnos un delicioso postre.