lunes, 14 de abril de 2008

El ave Fenix

Aquella mañana al mirarse al espejo, como casi todas, se aseguró de encontrarse a si misma. ¿Soy yo?... ¿Me reconozco?... "Si ahí estoy" se contestaba mientras permitía conscientemente que una sonrisa se dibujase en sus labios. Era una especie de ritual de buenos días que repetía cada mañana desde aquella en que descubrió por azar, que el reflejo que el espejo le devolvía era extraño a lo que ella recordaba de su propia imagen.

Ahora tenía la información respecto a el por qué y el cómo habían sucedido las cosas tiempo atrás para haber llegado a esa situación, pero también sabía que las experiencias que a lo largo de su vida le habían acontecido; sobre todo en los últimos años; eran necesarias hasta ese momento y ese lugar que ahora ocupaba. Una vez más la causalidad, abría sus alas y le mostraba aquello que su mente estaba intentando integrar a la vida que había elegido.

Había buscado a través de diferentes disciplinas y Maestros las herramientas para hacer de su vida aquello que sentía. Las usaba y le eran efectivas, sobre todo aquellas en relación a la Energía Universal; cuantas veces tuvo que ponerse manos a la obra de forma constante manteniendo una pauta de trabajo hasta conseguir el objetivo, eso si siempre desde el AMOR; aún así alguna que otra vez ponía sus manos en el corazón y se repetía mientras exhalaba la falta de paz 'Om bishva shanti hum' (no pierdas la paz interior).

En los últimos tiempos hubiese vivido muchas de las experiencias de su entorno de forma mucho más fácil de lo que lo hizo, pero el respeto al resto era fundamental, quizás se olvido del respeto que se debía a si misma... lo cierto era que había hecho las cosas lo mejor que sabía manteniendo esos principios casi inexistentes para muchos hoy día. Descubrió de esta forma una fuente inagotable de Paz, su lema siempre había sido 'no hagas lo que no te gustaría que te hiciesen a ti', y observó que lo había respetado. Su Paz se duplicó cuando decidió elegir la Compasión antes que la rabia o el dolor. Una vez más había resurgido de sus cenizas.

Al caer la noche dedicaba unos minutos a repasar ese sueño que durante años había buscado y que desde hacía un tiempo tenía sobre si la amenaza de la renuncia. Desde niña siempre se había repetido mentalmente; una y otra vez; "los sueños se cumplen" y tenía en su haber gran número de pruebas al respecto, ¿por qué el más importante no? Quizás si dejaba fluir su esencia...

Tomó la elección. Salió al exterior y observó el cielo lleno de estrellas, dejo caer la suave prenda que le cubría hasta sus pies y se mostró ante el mundo más mujer que nunca. Así lo haría a partir de ahora. El brillo plata de la noche la cubrió.

Pilar Berlanga

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lindas palabras... linda persona.